sábado, 13 de octubre de 2012

Destellos XLII


                        A Manel Garcia Rodes, que habita desde hace seis años los limbos desde los que nos contempla irónico y vivo.
Jano, presente romano sin antecedente griego, conoce el tiempo desde la encrucijad de cada instante. La imagen es del blog El pórtico de Jacqueline Murillo


Refulgir en esa nada que somos.
El tiempo, como una avenida, arrambla los presentes, los anula por superposición y coexistencia caótica, los simultanea en un tumulto sincrónico: los arrastra hasta llevarlos a un futuro que todavía no existe y en el que nos perdemos. En la elipsis del querer llegar a un punto que no es este, en el “fast forward” de los reproductores vive la duración, precisamente. Habita fuera del tiempo y sus torrenteras. La vida late y se expande en los lapsos de las urgencias de una película porno o en el parpadeo de la pantalla sometida al “zapping”. La frontera del intervalo alberga y entroja la luz instantánea que somos (y no siempre sabemos poseer)
Pedagogía de la concentración en el naufragio de la dispersión: la duración es maestra que enseña la calidad de la vivencia del tiempo de un tiempo fuera del tiempo. Vivir de la novedad es vivir sobre el hueco, sobre el vacío sólido de promesas de felicidad: ahí también puede residir la duración, pero hay que abolir los espejismos del horizonte. Vivir del recuerdo es creer, falsamente, que se puede revivir lo que ya no es: la experiencia reside en el presente sin necesidad de la melancolía de los retrovisores, forma parte indisoluble del aquí y el ahora. También la duración tiene lugar en ese espacio temporal si se cortan las amarras que nos anclan y se achican los pesos muertos que nos lastran. Jano, bifronte o cuatrifronte, se instala, dinámico y efímero, en cada unos de los puntos del movimiento imposible de la paradoja de Zenón: Aquiles y la tortuga progresan inmóviles en su fluir temporal.
Refulgir en esa nada que somos, sin heroicidades épicas ni martirologios: destellos sonoros, neumas luminosos.

Sospechosa felicidad: seguro que esconde un puñal.
Matemáticas: poesía pura de la denotación, abstracción absoluta, perfección formal de la esencia. Es su aplicación la que la pervierte y contamina.
Vida: sincronía de diacronías.

¿En este instante se agota mi riqueza de futuro? No: este instante trasmina y centrifuga duración, trasciende su tiempo.

Revisión digital de la dualidad alma-cuerpo. En los limbos, en las nubes, habita el alma que da substancia a los dispositivos sin memoria. Platón adulterado, conducido por Caronte hasta los campos Elíseos y obligado a beber del Leteo para desconectar las ideas de sus materializaciones. Cuerpo y espíritu, de nuevo, en simbiosis, pero con peaje industrial.

Compromiso de la palabra. Indeleble ha hollado el silencio como columna cuyo capitel es el yo.
Perenne provisionalidad, estabilización del cambio perpetuo.
Claustrofobia del rincón que puedo ser. Su antídoto es la agorafilia, que siempre está en el alrededor del yo.
Obsolescencia programada del instante. Resiliencia obsoleta, inútil ante la programación vertiginosa de la vida, que se concibe como un ascenso al abismo del Maelström sin romanticismo, porque es real.
Paisaje urbano en una frontera: “senyeres” y “estelades” conviven con alfombras aireadas en los balcones como apéndices de la intimidad. Tejidos son y los ácaros no entienden de colores.

6 comentarios:

  1. ¡Qué gran hombre, Manel! Por aquí está como si siempre hubiese estado... Le saca punta a todo y mueve la cabeza con sorna cuando os ve atribulados en vuestras miserias cotidianas. Solo se pone algo triste cuando lo échais de menos o cuando las máquinas que proyectan vuestras ideas antes los alumnos menoscaban vuestra capacidad docente: él se movería a sus anchas entre tanta virtualidad y elevaría el latín y el griego a los olimpos de la modernidad pedagógica... Pero la realidad sin él es exactamente la contraria: y por ello no puede evitar un velo gris en su irónica y mordaz mirada. Desde aquí os saluda y os recuerda (por traducir a dimensión humana lo que por aquí sentimos, fuera ya de los límites orgánicos)

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  2. Sabias palabras,las que escribes.
    Felicidades por este maravilloso blog.
    http://kanito78.blogspot.com.es/

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    1. Sabia, José María, la realidad que me las dicta. Gracias por buscar senderos también por estos limbos.

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  3. Vale, pues a riesgo de parecer vulgar, me quedo con el primero y con el último de los aforismos de esta tirada. Recientemente varias felicidades demasiado fáciles me han apuñalado. En cuanto a los ácaros y su participación política no puedo estar más de acuerdo.

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    1. La felicidad, querido Eduard, ya lo sabes, es una entelequia que se sobreestima: cuando nos llega sin esfuerzo no la sabemos apreciar y cuando no somos capaces de alcanzarla tras el esfuerzo, lloramos su ausencia. Cuando nos la regala la vida, no vale; cuando la luchamos creemos que no la merecemos... El puñal que esconde siempre acaba clavándose. Siento que esa certeza sea algo más que retórica poética. Los ácaros, en cambio, viven en la felicidad irracional y arácnida de poder gozar de forma absoluta de cualquier superficie. En los balcones somos capaces de exhibir nuestro corazón acuchillado o la lengua de trapo de nuestra intimidad dolida o festiva.

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  4. Manel seguro que se debe tronchar de risa porque cuando llegó a los limbos era algo tangible. Después de marchar y llegar a los limbos va la Iglesia y le comunica que su lugar no existe... ¡miserias humanas!

    ¡Suerte que en los limbosnolimbos no hay ácaros, sinó ácratas!

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