sábado, 26 de septiembre de 2015

Diálogo de aforismos I



 
Eco y Narciso de John William Waterhouse (1903). De la ausencia de reflejo nace el amor al alrededor. Solo el mar contiene ese espejo: mirarlo también te enamora.
         


           Aforismos en su sentido más laxo: respetan la brevedad y un cierto regusto doctrinal, pero no pretenden establecer reglas de comportamiento o de conocimiento de la vida. Serán, apenas, pincelas impresionistas en el cuadro de la necesidad de existir y de querer saber para ser.

         Las inercias mismas de la vida serán las conductoras del hilo argumental. Las lecturas, sistemáticas u ocasionales, darán los temas o los enfoques. Y las ideas interlocutoras quedarán al albur de la casualidad de las coyunturas que son la vida.

         Aforismos que pueden ser epitafios. Aforismos que pueden ser simples destellos. Aforismos que pueden ser burbujas léxicas que buscan la trascendencia de la nada.

         En su cruce resplandece la transparencia de la epifanía. Que es toda tuya en cada diálogo. 

  Aquí naufraga el primero de los diálogos.




“Me paso mucho tiempo contemplando cómo es el agua”

Santa Teresa de Jesús, en una carta (La cita flota en mi memoria y naufraga en las redes líquidas etéreas, pero no he podido pescarla para referenciarla)


“¡Oh cristalina fuente,
si en estos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!”

San Juan de la Cruz. Cántico espiritual. Según el manuscrito de la Madres Carmelitas de Jaén. Madrid: Espasa-Calpe, Clásicos Castellanos, 55, 1969. Edición de Matías Martínez Burgos. Adaptación al castellano actual de Pascual Gálvez (vv. 21-25, lira 12)


“Aquí yace alguien cuyo nombre estaba escrito en el agua”

                   John Keats, epitafio sobre su tumba romana.


“Desde niño, tan lejos como vaya mi recuerdo, he buscado siempre lo que no cambia, he deseado la eternidad […]

Luis Cernuda. “Escrito en el agua” en Ocnos (1942). Madrid: Turner, 2009.



“Si tú has sido para mí,
desde el día
que mis ojos te estrenaron,
el contemplado, el constante
Contemplado”

         Pedro Salinas. El Contemplado (1943-1946). Madrid: Visor, Visor de      Poesía, 2004.


“Todos los fuegos el fuego”

Julio Cortázar. “Todos los fuegos el fuego” en Todos los fuegos el fuego. Barcelona. Edhasa, Pocket, 11, 1994.







Transparencia sólida, espejo de silencios densos, eternidad mutante de muda estrofa cifrada en olas maestras, condensación de todas las miradas, horizonte de verticalidad mística, infancia recobrada ante su rostro inabarcable: mar de aguas que bautizan las muertes que somos para ungirnos en vida. Esencia del cambio que permanece: contumacia de la identidad instantáneamente renovada para seguir siendo.

Contemplación del agua: siempre la misma, siempre otra. Aprender a ser la estatua que ve, habitada de mirares.





4 comentarios:

  1. "Vacía tu mente, se amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Sé agua amigo mío."

    Bruce Lee

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero la consciencia de agua la tenemos al contemplarla. Esa es la tragedia. Somo agua, pero el mar siempre queda fuera y puede ser, en el mejor de los casos, alrededor. Con el taoísmo como base, podemos sustituir su nada por agua para llenar los vacíos de fluidez. Pero seguimos siendo espectadores, estatuas de carne, ante ese mar que nos contempla desde sus agua.

      Eliminar
  2. Ojalá estuviera más inspirado para hacerte el comentario que te mereces. Sólo puedo decir que he disfrutado mucho con la lectura de este diálogo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que sigas leyendo lo que escribo ya es para mí un honor. Gracias por disfrutar en estos Limbos retirados del "mundanal ruido" (aunque este se oiga entre los espacios que airean las grafías)

      Eliminar