miércoles, 12 de julio de 2017

Haikus XXXVI



 
Orientarnos para no occidentarnos. El presente es un absoluto preñado de pasado y de futuro.



Haikus encadenados, pespunteándose en el vacío de la vieja tejedora de tiempo. Su leixaprén triangula sobre la nada que vestimos de urgencias y pintamos de omnipresente. Que ser siempre sinapsis desalienta cualquier empresa sin ánimo de lucro (las usureras saben cómo darle la vuelta para hacerlo negocio)

Frente a la creación mítica “ex nihilo”, los hombres apuntalados en nuestras contingencias debemos aprender a gestar “ex omne”. Porque solo desde el todo podemos concebir la nada, sabiendo que todo y nada nos vienen infinitamente anchos como traje o mortaja.

Correr sin huir también es duración.  Los pies desplazan el paisaje y la mente, mántrica y fértil, vuelve sobre la idea hasta hacerla poema. Correrse insemina, ensancha el yo y su periferia en haiku. Correr sin prisa: por el placer de pensar.




                                         En este instante,
el volcán de la muerte
hace y deshace.

         Mina los puentes:
son pasado y futuros
cuerpos presentes.

         Proyectar humo,
sublimar los deseos
borra los surcos.

         Nostalgiar duelo,
trasplantar las raíces,
funda lo nuevo.

         El magma ríe
entrañas que abolen
la superficie.

         Y el polen, sobre
un vacío de himen,
aborta soles.







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