lunes, 8 de marzo de 2021

El diletante fértil. Decimonoveno paseo

 

 Mi abuelo Pascual, ferroviario, se hizo e instaló ese banco en el cementario de Águilas para visitar a sus padres en la calma de las primeras horas de cada día. Queda, en el arrebato, lo que se hace durar porque es fruto del amor incondicional a lo que sea que lleves entre manos en ese momento.

 

            A mis muertos presentes. A mis muertos futuros, entre los que me incluyo.

 

      […] y he quedado

presentes sucesiones de difunto”.

 

     Francisco de Quevedo, “¡Ah de la vida”… ¿Nadie me responde?

 

 

“[…] Y mientras haya vida por delante,

Serán mis sucesiones de viviente”

 

Jorge Guillén, “Ars vivendi” en Clamor. A la altura de las circunstancias.

 

 

“Siempre hay un intermedio favorable para dar cuerda al aristón celeste”

 

“Oyendo crecer la hierba”

 

     En la memoria, desde la voz de José María Quiroga Plá

 

                                  

         Una vida moral sin más juicios de valor que los necesarios para poder pensar. Los imperativos categóricos a priori de la intuición humana son estructuras cognitivas básicas. Las hacemos más nuestras desde la contemplación, desde la percepción desinteresada que no busca un posicionamiento. Enhebramos las impermanencias desde la serenidad que nos identifica en ese fluir para poder ser: duramos en el cambio, aceptamos el fluir que nos da estabilidad. Nuestra seguridad es fruto interior de la vida, que es transformación perenne, del alrededor. Nos integramos en la desintegración, somos el humus del futuro, la energía que seremos. Esa es la esencia del triunfo de todas las posibles derrotas: asumir de forma natural el vaivén de ser, la fortaleza de la debilidad, la alegría del llanto, el éxito del fracaso. No hay victoria pírrica sobre las olas y corrientes de la marea de vivir: estoicos y hedonistas, nos dejamos mecer al pairo gozando el presente, sin preocupación, en plétora emocional, sobre la barca del cuerpo que hemos sabido construir con la experiencia de calafates de presentes plenos entrojados en el ahora presente.

         Ha llovido levemente todo el camino. La vid de la vida que evita las uvas de la ira. Mantra maná para empaparnos de mundo. El agua fertiliza el pensamiento horizontal, el analógico y creativo. Es el de la sabiduría del bosque. El neohumanismo deshumanizante vende solo el razonamiento vertical de la lógica algoritmizante, lineal, eficaz y eficiente, altamente productivo desde lo exógeno digital.

         Vivir desde la aporía: experimentarnos en la paradoja de ser fusionando primeros principios como el de no contradicción en una nueva dimensión vital que lo hace posible en su simultaneidad imposible. Aprender a mirar despiertos para ver el universo en su compleja maravilla, en su multiforme manifestación de cumbres y valles, en sus grietas, en el corazón de los árboles.

         Hoy he paseado hasta el cementerio y he vuelto a mi hogar.

 

 

 

Vida sin muerte

es trampantojo vano.

Todo en sí vuelve

 

 

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