Homenaje a José María Quiroga Plá,
por
lo que él sabe.
“Carpe diem” en “tempus irreparabile fugit”.
El “locus amoenus” del
instante. El “beatus ille” de este “hic et nunc” sentidos en directo. Como un castillo de
fuegos artificiales, los tópicos iluminan nuestro arrobamiento sin artificio:
acaso dando sentido y profundidad, verbalidad, a los instintos. Vivir bien
comido, bien cagado, bien descansado y bien follado no es suficiente: hay que
entenderlo así, tenemos que explicárnoslo en la noria de los días desde la
escalera hacia nosotros de las palabras y sus correspondencias, a
contracorriente del fluir del agua, a contrapelo de la intuición. Hay un yo
desnudo y fractal, esencialmente personal.
El
asperón de los días, si no toca y erosiona víscera o hueso, nos rejuvenece, nos
hace más fuertes, nos esencializa. El papel de lija de los instantes nos acerca
al yo más preciso porque elimina lo que le sobra.