sábado, 19 de septiembre de 2020

Origen, viaje y destino provisional

 


                Montaje sobre el diseño de un estampado de camiseta de Juan Jorquera Cegarra 

                                      (Akila: Museo de las camisetas de Águilas)

 

 

 

     Origen:

Vida viva,

vida muerta;

vida muerta,

vida viva.

Luz de vida:

     Origen.

 

 

 

domingo, 13 de septiembre de 2020

Destellos CIV

 

                            El mar y las piedras siguen ajenos al binarismo en su vaivén eterno,                                                ajenos, eso sí, a las dependencias de la zona de confort.                                                                           Cope (Águilas): playa discontinua.

 

 

         Vivimos un barroco minimalista. Barroco conceptista en los hechos. Barroco culterano en las palabras. La hojarasca del oropel del discurso eclipsa y vende por dejación del comprador, por agotamiento actualizador, la realidad que compramos. Vemos mundo pero son entidades cerounísticas lo que vertebra la verdadera realidad, la que progresa, la que nos lleva como un río insondable y proceloso con apariencia de atracción de feria hacia un océano de posibilidades que son anzuelos. El cero es nada; el uno es todo: del todo y de la nada nace el nuevo mundo. No hay empatía entre los polos binarios de las nuevas mónadas del universo. Hay eficiencia sin humanidad. Porque las personas pierden el tiempo y el tiempo es dinero. Como es mundo es un negocio, cualquier máquina mejora el rendimiento humano. En el discurso culterano se dice lo contrario. Culteranismo desgongorinizado y alineado con los iletrados de la nueva cultura.

        

        

 

 

 

Triángulo virtuoso: lo nuevo, lo conocido y la tensión sexual.

 

 

Los mensajes son cáscaras llenas de vacío. Sobre su hueco navegamos, decidimos y actuamos.

 

 

La nada es mayor que 0.

 

 

 

Misantropía filantrópica. Eremita que funda mundo contra la inercia del mundo.

 

 

“Popular” es raíz. “Pop” nace del desarraigo y germina en el abono del dólar.

 

 

Cuando dar besos expone a la hipoxia debemos aprender a hacerlos. Hacer besos para ser arquitectos del amor.

 

 

Siembra semillas de sombra y brota la luz.

 

 

Permanencia de la provisionalidad: mantra del progreso. Como el seguro azar de Pedro Salinas pero sin poesía.

 

Tiempo de silencio. Progresivamente (hasta dar con algo más lucrativo) el “autonomus sensory meridian response” susurra desde los audios envolventes. Es el megáfono de los nuevos vendedores de elixires y crecepelos de este oeste americano, de este rancho, de este ruedo ibérico norteamericanizado que es el mundo. Erotismo de escaparate: pornografía sin sexo. Susurros pervertidos.

 

 

Destellos CIII

 

                                  La forja de antes es el magma inalámbrico de ahora. Como el sol,
                           nos envuelve en sombra. Somos naturaleza creadora de su
                           propia cárcel de liberación. Metal de algoritmo para fagocitar
                           la carne.

 

 

        

         La realidad es una construcción social. Y la sociedad un magma orquestado de posibilidades. Cada persona es responsable de sus actos pero los actos nunca son islas flotantes sino eslabones de una cadena cuyos extremos de tracción nunca empiezan ni acaban en su voluntad . El progreso pide inercias que no siempre deben ser ciegas. También pide lastres y cuestionamientos. La antigua fe ha mutado en una nueva fe preñada de esperanza laica buenista. “Todo va a salir bien”: “es complicado pero lo sabremos hacer”… Algoritmizamos el mundo, algoritmizamos el pensamiento en nombre de la eficiencia más eficaz y ciframos la humanidad para que viva desde la dependencia a un ritmo y una memoria externa que solo cabe en un dispositivo extramental.

 

Globaliza la posibilidad: se diluye en el todo la pequeña nada trascendente que somos.

 

 

 

La humanidad algoritmiza.

 

Clienteliza la sonrisa asertiva la posibilidad de ser en sociedad.

 

Toda su experiencia laboral acreditada, con treinta años, era la de tener experiencia en tener experiencia en demostrar que no ha podido experimentar la experiencia. O, en positivo, es un becario de la posibilidad, todo promesa.

 

 

En paisaje biometrizantes, algoritmos líricos para industrias épicas entre holísticas  holográficas. Y todo muy empático.

 

Laberinto catártico. Dilema paradójico:

De pescadores a pescados. Las marcas marineras visibles han sido fagocitadas por el triangular digital invisible.

 

 

Mimetizar vs. empatizar. Alinear como alienar. Ser centro de un alrededor ajeno y enajenante mientras se finge fraternidad en la impostura.

 

Rutinas de pensamiento fuera de la zona de confort.

 

 

Dijo el emprendedor: “Te lo hace todo la nube

 

Eslogan.

(Humo del opio capitalista): “Preparamos para una profesión que no sabemos cómo será

 

lunes, 7 de septiembre de 2020

Realidad y palabra: palabra y realidad

 

Con la piel humana forramos los dispositivos protésicos. Escultura de san Bartolomé (1563) de Marco d'Agrate. Duomo de Milán
Con la piel humana forramos los dispositivos protésicos. Escultura de san Bartolomé (1563) de Marco d'Agrate. Duomo de Milán

 

         “La mejor forma de decir es hacer” dijo haciendo José Martí. “El camino se demuestra andando”, dice el adagio popular con Juan Mairena de fondo.  El constructivismo piagetiano y el tópico infográfico del cono de Edgar Dale (como la pirámide de Maslow), con la neurociencia como coartada y la programación neurolingüística como procedimiento van fagocitando en nombre del progreso racional (eso dicen) el sentido común y el cultivo humanístico de la intuición (no de la animal, de la del pensamiento –que es un razonar con la mente y con los sentimientos-). Si hay realidad fuera de nuestra percepción, de momento no la podemos hacer nuestra porque solo la experiencia, física o mental (imaginativa), filtra el mundo que no pensamos que somos. Kant, Hume y Stuart Mill, amalgamados, son los optómetras que nos hacen las gafas con las que ver la realidad al mirar. La realidad. La verdad es otra cosa.

         Fiat lux” (“yehiy ‘or”) genésico. “En el principio era el verbo” (y el verbo es la palabra: y la palabra dios: y dios, la realidad).  La experiencia con lastre de pasado no vale: vale la que experimenta sobre la expectativa y que llaman “experience” por aquello tan bíblico de que la palabra hace la realidad. Una realidad utilitarista en la diáspora del centrifugado del relativismo acogido al derecho absoluto de la libertad de expresión. Así, libérrimos, disfrazamos de libertad las treguas en que, cimarrones, fluimos en la cauce del río del capital. La vieja consigna de Ezra Pound, “Make it new”, late cocacolonizada como estribillo, en una vanguardia despellejada a lo san Bartolomé para vender los jirones de piel al mejor postor. O tatuada. Así, “implementamos”; “contactamos”; “coworkingamos” para “networkinguear”; “empoderamos” y “nos empoderamos”; “vivenciamos”; “temporizamos” y “agendamos”; “os compartimos”; “emprendemos”; “outsourcingueamos” al subcontratar servicios; nos dejamos y dejamos que el “mentoring” tutorice desde su “coaching” nuestros talentos; “ponemos en valor” con emergencia de “start-up” las implementaciones que demanda el “target” motivado que motiva nuestra motivación en entornos “gamificados” y “gamificantes”; objetivamos evidencias de aprendizaje significativo para documentar la trazabilidad sistémica de una asunción neurocientíficamente validada que potencie las posibilidades competenciales de cada dentro del universo; “gestionamos” los sentimientos de las inteligencias emocionales y múltiples desde la consciencia presente y plena que enfoca la atención sin prejuicios, gestálticamente, desde las constelaciones familiares… : la nueva jerga performativa, ilocutivamente perlocutiva, es un monumento a la manipulación de la realidad que transforma al fingir que comunica. El sistema, aparentemente abierto, blinda seductor sus intereses. Y casi todos, en nombre del progreso, comulgamos con unas  ruedas de molino tan microscópicas como macrorrentables, con prisa relativa (es un nuevo tiempo de dios) para los oficiantes de la ceremonia laica de una entropía de susurros orquestados para disfrazar el desconcierto.

         Mashall MacLuhan vio a principios de los sesenta del pleistocénico siglo XX, en si Galaxia Gutenberg, cómo los hogares tribales del conocimiento eran entonces la televisión. La nueva palabra era la imagen y se desterraban las soledades del estudio para poder crecer en saber. Los libros-persona de Ray Brabdury que salvaban del fuego la cultura eran imaginaciones de la pataleta romántica ante un nuevo paradigma salvador. La neotestamentaria palabra hecha carne iba a tener más futuro del que auguraba su pasado. Empezaron a proliferar poco después otras pantallas que eclipsaron la televisiva: esas que hoy habitan en nosotros para que podamos habitar el mundo. En una operación extracorpórea, le hemos dado al corazón de la palabra un latir algorítmicamente binario, de vaivén computacional, de inteligencia cifrada en bits de bornes electrificados. La oportunidad de negocio da la talla moral de los diálogos.

         Las pantallas ubicuas son ventanas. Pero los libros son puertas. La palabra impresa siembra vínculos, correspondencias que germinan en la inteligencia y la memoria para fertilizar el discurso. La ilusión de realidad de las superficies de brillo regulable vincula con la alienación la libertad del usuario eternamente condenado a la actualización. Memoria propia o memoria asistida: esa es la columna vertebral de la disyuntiva. La tecnología puede amplificar, pero tiende a sustituir por economía.

         Palabra escrita. Palabra dicha. Dos caras de la moneda del progreso real, acuñada desde la tradición para fundar futuro. Juglares del siglo XXI pero que “oralizan” lo que han hecho suyo leyendo en silencio. El maestro Antonio Rodriguez de la Heras me inoculó esa esperanza: que para poder seguir siendo en digital iba a ser imprescindible educar la oralidad para activar las prótesis intelectuales. Sin diacronía no es posible el absolutismo de la sincronía ubicua e hipertemporal en su atemporalidad.

         El sueño de la humanidad. Una realidad de barro que se hace Golem en la verbalización. Ya no nacemos en una realidad heredada: constructivistas, la hacemos al nombrarla. La secuencia didáctica vital que va de la realidad a la palabra ha mutado: primero es la palabra y, después, la realidad (bueno: primero son los intereses corporativos y es la retórica hueca del cascabeleo mediático la que insufla nueva realidad a la realidad obsolescente. El mercado es dios y la mercadotecnia su profeta).