Las piedras también se mueven. Otras siempre han estado. Todas guardan memoria muda. |
Mirar lo que amas, interpretarlo como un yo fuera de
ti, puede dar más sentido a la vida. Somos centro de una nada cada uno de nosotros.
Centro es la vida mientras es: después, los mismos paisajes serán ya de otros.
Quizás otros centros en otros tiempos se conmuevan por la mirada ciega hecha
alma de las piedras.
Estas piedras saben mi nombre:
en
las miradas que he sido,
iletradas,
sabrán callar
la
trascendencia de mi olvido.
Ser piedra. Siempre la misma. Vencida por el agua, que siendo la misma, siempre es otra y no se cansa de besar lo que quiere. |
Hermosas reflexiones veraniegas ;) Tal vez en lugar de un pedazo de nada, todos seamos un pedazo de eternidad incompleta que no sobrevive a nuestra identidad.
ResponderEliminarLa identidad es una seguridad que construimos para ser. Quizás si somos en lo que vemos y queremos, trascendemos. Y si no, no perdemos nada con creerlo.
EliminarComo ves, esta cuarteta de romance eneasilábica, tiene ecos cernudianos en los que resuenan ecos bècquerianos. Quizás el olvido del paisaje sea una forma de memoria.