Amoraguados, para rendir culto, por fuera y por dentro, al agua que somos al fluir. |
A Pilar, como torpe
lenitivo a las noches que la vida le ha robado al amor.
A Pilar, por lo que sabe y
por lo que calla.
También
la vida tiene su retórica. La pide para expresar lo que siente. Ósmosis de
farallón y mar, por ejemplo. Sexo: “memento mori”. Golondrinas que, átomos de
gas loco, ocupan el máximo espacio de su vuelo, tricotando el aire en azar
medido.
En el papel cabe todo: en la realidad, no. Por
eso se buscan en la poesía.
Maraña
de alambre oscuro
en la fragua del deseo
ordena sus cabos locos
que son guía de
destellos.
El caos halla su sur
en la luz de su
desfuego:
alambique ovillador
que quintaesencia el
deshielo.
Es preciso desquererse
para destilar viveros
que adanicen el
cultivo
sobre el que volver
enhiestos.
Es todo agua su canto,
entroja la vida vuelos
de noria multicentrada
que se exilian en
besos.
Busca
espíritu la boca,
se deja ir desde
adentro.
La piel contiene a la
carne,
permite los escarceos
que una plétora difusa,
faro cegado de puerto,
negaría a la ósmosis
necesaria del
encuentro.
Cicatriz de la raíz,
herida abierta a su
peso:
dulce lucha que nos
hace
dos pecios sobre un
lecho.