lunes, 13 de julio de 2015

Romance sonámbulo: el placer de la geometría del caos.



Amoraguados, para rendir culto, por fuera y por dentro, al agua que somos al fluir.




                           
A Pilar, como torpe lenitivo a las noches que la vida le ha robado al amor.
A Pilar, por lo que sabe y por lo que calla.


         También la vida tiene su retórica. La pide para expresar lo que siente. Ósmosis de farallón y mar, por ejemplo. Sexo: “memento mori”. Golondrinas que, átomos de gas loco, ocupan el máximo espacio de su vuelo, tricotando el aire en azar medido.

 En el papel cabe todo: en la realidad, no. Por eso se buscan en la poesía.






Maraña de alambre oscuro
en la fragua del deseo
ordena sus cabos locos
que son guía de destellos.

         El caos halla su sur
en la luz de su desfuego:
alambique ovillador
que quintaesencia el deshielo.

         Es preciso desquererse
para destilar viveros
que adanicen el cultivo
sobre el que volver enhiestos.

         Es todo agua su canto,
entroja la vida vuelos
de noria multicentrada
que se exilian en besos.

Busca espíritu la boca,
se deja ir desde adentro.
La piel contiene a la carne,
permite los escarceos

         que una plétora difusa,
faro cegado de puerto,
negaría a la ósmosis
necesaria del encuentro.

         Cicatriz de la raíz,
herida abierta a su peso:
dulce lucha que nos hace
dos pecios sobre un lecho.
                               

                               

7 comentarios:

  1. Hi ha coses que en un Haikú no es poden dir...

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    1. Un haiku es una puerta en el campo. Un poema es una casa en el mundo.

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  2. i m p r e s i o n a n t e!
    por lo maravilloso
    saludos

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    1. Gracias, Omar enletrasarte: hablar de la vida siempre puede impresionar si las palabras conectan experiencias, reales o conceptuales, entre los dos lados del espejo del poema.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. El romance, querido Ábradas, permite un ritmo musical y una andadura narrativa que siempre nos conducen a su canto o su recitación. En este caso, presentas una narración lírica cuya palabra clave, la que sustenta y dirige la rima, es “deseo”. Las imágenes desde las que lo haces, sugerentes, potentes, sacan a la luz, al exterior, el nudo confuso pero muy sentido del deseo. La escena final, trasminado el caos del deseo, trascendido, materializado, nos devuelve a la experiencia del naufragio controlado y necesario que es cada acto de amor.

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    1. Es efectivamente, querido don José María, un canto a la vida desde su entraña. Por eso lo del romance. También es una reflexión léxica para poder ser más conscientes de lo que sentimos cuando sentimos. Mientras se vive, se vive, no se habla. Pero si antes se ha verbalizado, la vivencia es más nítida, más vivencia. También se puede rememorar para revivir: son las palabras entonces las que rescatan el pecio que fuimos y no supimos ser.
      Gracias, siempre, por serme tan fiel

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