Sentir desde el cerebro con corazón: pensar. |
La
etimología tiene estas sorpresas. Un día, después de haber escuchado y dicho
una palabra innumerables veces, esta se para en el aire y empieza a insinuarse.
Le haces caso, la miras, te dejas seducir. Y ella te susurra la revelación:
“Aurícula” le pone oídos al corazón; “ventrículo” le da estómago.
Yo he
compensado su regalo con este sonetillo arromanzado. Para que el corazón habite
en el pensamiento y, desde esa atalaya central del ser hombre, ambos coordinen
los actos humanos sin olvidar la leyenda y eco de la tradición fertilizadora de
presentes.
Dionisos y
Apolo perfectamente complementados.
Avalón
es una isla
con
función de corazón:
sístole
de la emoción,
diástole
de la poesía.
Soledad enriquecida
en
vaivén de pensamiento
canta,
insemina el viento
y
se expande en sus orillas.
Corazón en el cerebro,
lo
que el alma necesita:
que
la leyenda del verso
que la vida mitifica,
trence
sangre y sentimiento
desde
los ojos que miran.
"El último sueño de Arturo en Avalón" de Edward Burne-Jones (1881-1898) |
Vaivén vivificador: diástole del recibir, sístole del dar para ser. Como un mar íntimo, siempre el mismo y siempre nuevo. |
Ya iba siendo hora de que alguien reinventara la isla de Avalón ;) La isla donde se dice que no pasaba el tiempo siempre me ha parecido una ficción fabulosa del medievalismo. Sin embargo, tu reino de pensamiento emocional parece un lugar aún más apetecible para emigrar.
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