sábado, 6 de agosto de 2011

Destellos XVIII


“Nada desaparece en la realidad sin que reaparezca en la ficción”
“No creo haber escrito en este libro lo que iba observando. Más bien he observado porque escribía el libro. Se supone que un diario refleja nuestros pensamientos, experiencias y emociones. Nada de eso: los fabrica. Si no escribiéramos, la realidad desaparecería de nuestra mente. Nuestros ojos se quedarían vacíos”
“No he contado mi viaje en este diario. El viaje ha sucedido aquí. Ha sido provocado por este diario”
Andrés Neuman, Cómo viajar sin ver. Madrid: Alfaguara, 2010, págs.. 228, 248 y 249

[…] Poesía,
fábrica de realidad!

         José María Quiroga Plá

Fotografía de Carmen Gálvez Navarro



Los destellos, como filtros, traducen y recodifican la realidad. Su versión, al dictado fugaz del querer ver y entender, se superpone a la piel, a las fachadas, a los ojos como un disfraz transparente, como un andamio, como unas gafas de graduación lírica. Y estamos al otro lado del mundo: el que ilumina con velas y pirotecnia sorda este naufragio de fosforescencias.



Entre el todo y la nada (que vienen a ser lo mismo) está lo abarcable: destellos en la oscuridad, puntos de sombra en el mediodía.
El gintónic no tiene horas: tiene edades.
No es posible el aislamiento térmico de las personas, el blindaje físico a las exterioridades. Pero podemos ser compartimentos estancos de aislamiento conceptual y vivir solos entre mucha gente.
Realidad 2.0: responsabilidad 3.0
Fascismo conceptual: todo, nada; siempre, nunca. Relativismo impotente: algo; quizás; ayer, mañana… Realidad posibilista: navegar al pairo en el mar de lo absoluto.
Hipertexto: la información, siempre en otro lugar y en otro tiempo. Aplazamiento de la responsabilidad, flaccidez de la disciplina. Filosofía del luego. ¿Dónde habita el carpe diem?
Quien mucho abarca, poco aprieta. Autopistas de la información de diez carriles, contenidos como cohetes que circulan sin manual de instrucciones y que pueden enquistarse en las circunvalaciones y nudos sin objeto. Aplicación informática: clonar el infinito.
El caos es siempre un orden alternativo.
Selva de contraseñas: aduana hacia los absolutos particulares.
Un neocínico (o falso cínico) piensa mientras se aferra a su ordenador portátil: “lo que tengo lo llevo conmigo”. (Quien quiera saber más sobre la verdadera autarquía altruista del yo, que bucee en este enlace. O en este otro)
Pierde la máquina y se pierde. Ha pervertido el círculo virtuoso a fuerza de hacerlo virtual.
Un neoplátonico, enternecido, le recuerda: “si todo lo habías llevado a la nube, nada has perdido. Todo late, etéreo, intangible y silencioso, en ese limbo”.
“Como dios”, les dice Tántalo. “Como dios”, reafirma Midas entre risas.
El neocínico, escéptico, balbucea: “Más o menos”.
Cuando el sol te encandila, te hace una foto la vida. Y en la cámara oscura del nicho tendrás tiempo de revelar los momentos que ya no tienes.

2 comentarios:

  1. Me gusa mucho la definicón del neocínico. Ahora estaba escribiendo algo un poco parecido.
    ¿Estos destellos se corresponden a algún formato poético existente, o son creación tuya?
    Respecto a las citas iniciales, a mí me gusta más otra idea: "El mundo se componía de dos elementos contradictorios. Las palabras y la acción, que nada tiene que ver con las palabras". Yukio Mishima.

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  2. Los "Destellos", Eduard, son, conceptualmente, un formato inventado hace mucho tiempo.En los dieciocho "Destellos" anteriores explico su génesis, sus vinculaciones literarias: cada una de las diecinueve entradas tiene una presentación que acota el género (sobre todo la primera de ellas)La concreción de ese formato sí que es, modestamente, creación mía. Podrás ver como evoluciona en las siguientes:la poética desde la que nacen es fruto de la ocurrencia, filtrada líricamente.
    La cita Yukio Mishima, de la que hemos hablado alguna vez (recuerda:“Pronto descubrí que la vida consta de dos elementos contradictorios: uno era el de las palabras, que pueden cambiar el mundo, y el otro era el propio mundo, que nada tiene que ver con las palabras”), habla de imcompatibilidad entre realidad real y realidad literaria. Lo que a mí me interesa de las citas de Andrés Neuman y de Quiroga Plá es el "triunfo" de la palabra, de la ficción.
    La foto que ilumina el texto es de mi hija Carmen: también ese instante pixelado puede ser superior a la ruina y la coyuntura que lo propició:la alacena y la inscripción de yeso sobre una de sus desvencijadas puertas habla ya el lenguaje del arte.

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