Pathos vital transmigrado a ethos lingüístico: erlebnis, “memoria poética” (como llamó Jorge Guillén a la expresión artística de las vivencias bécquerianas).”El infinito en un instante” (a lo Simone Well) y para siempre: fotografía sin imagen. Recuerdo: memoria del corazón.
Claro del bosque.
Un leño con raíces
nos sobrecoge.
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Árbol herido:
se aferra su olvido
a mi memoria.
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Vado de ausencia:
recuerdo de la vida,
mástil que sueña.
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Nido verde de muerte:
concavidad del cielo
convexidad del suelo.
Mástil de pena inerte
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És curiosa la veneració amb que és contemplat aquest arbre mort. Potser saben que aquest és el seu destí?
ResponderEliminarProfundos haikus y gracias por quedarte mi blog.
ResponderEliminarQuerido Ábradas siempre són bonitos los árboles a lo largo de la història literària se les han dado muchas conotaciones, pero siempre es mejor la descripción desnuda.
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