Playas en una playa de la Marina de Cope |
Algoritmos mediadores entre lo que se vive y lo que se dice, cifras sonoras que reinauguran realidades. Reinos taifas de la creación, sin más razón estructural ni causa que la casualidad. Instantes repetibles porque son secuencias de trinomio reversible y capicúa vida-literatura-vida: interacción fértil y luminosa. Ensalmo heurístico. Fulguraciones, melenas ígneas del sol de la consciencia.
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Esquizofrenia: díptico del yo.
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Huelen las palabras y no a tinta; rezuman lo que señalan sin tocarlo.
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En ese segundo habita el cielo, en un agujero cuya salida soy yo.
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Agazaparse en el plural para vivir en un yo camuflado.
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Voy a decirlo todo:
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Luchó como el valiente que era. La muerte se le introdujo por la herida.
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Sentirse deseado invoca al animal que nos mantiene vivos.
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Minimalistas pero muy elaborados. Enhorabuena Ábradas.
ResponderEliminarUna vez más, querido Ábradas, me sorprendes con una nueva entrega de tus "Destellos".No sé si lo tienes planificado y pretendes agotar todas las posibilidades de la epifanía literaria o si su concreción es, como dices en la introducción, coyuntural. Fuere como fuere, me gustan, también, estas miniaturas, estos lirismos minimalistas por lo concentrado de su sugerencia, por la densidad de lo que sugieren con tan poco. (Bien lo ha entendido el amigo Galderich con su guiño hiperminimalista).Si me permites, voy a parafrasearte:
ResponderEliminarSentirse leído invoca a la idea que nos mantiene recordados. Sentirse leído nos convoca aquí desde cualquier tiempo y lugar.