domingo, 15 de abril de 2012

Destellos XXXII


Via crucis de luz y sombra: el sacrificio de hacer sagrado el ritmo lento



La paja mental como género literario. Eyaculación onanística y estéril de la autolectura. Como donar sangre en semana santa… Destellos de cirio al mediodía: vislumbrar el horizonte desde el fondo de un pozo. Alquimia de la expansión lírica: implosión.



Silencio móvil de Babel.
La vida es un contrato a medio plazo con el yo que hipoteca su longevidad a los pactos tácitos con su respiración y sus latidos.


Instante: punto estático del vaivén.
Vaivén: cuerda binaria que cruza sus tiempos en el instante dinámico e inasible.
Tiempo: procesión de instantes

Instante: punto de encuentro en la cruz del tiempo
Dos momentos de un mismo lugar: el misterio de la ubicuidad del tiempo.
Mendicidad a la puerta de la iglesia: parteluz de la miseria.

7 comentarios:

  1. Una prolongación de ti mismo se alegra de formar parte de tu autolectura, por cierto tan breve como ingeniosa y bien elaborada.
    "Dos momentos de un mismo lugar: el misterio de la ubicuidad del tiempo." me ha gustado mucho, aunque mi favorito tal vez sea el primero.

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    1. Prolongarme fuera de mí... Salvo mis hijas, no había pensado nunca en esa posibilidad! Es un honor contar con lectores como tú que, desde mi exterior, puedan centrar las divagaciones líricas en otros universos mentales.

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  2. Atrapa lo de la paja mental...cuánta por ahí regada, haciendo estragos...Saludos. Carlos

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    1. Es que la "paja mental", como la intuición o el dolor de cabeza, es universal y cada uno tiene las suyas. Aquello que, hasta hace poco, quedaba en el silencio oscuro del anonimato, ahora pasa a ser público (aunque, muchas veces, sin lectores exógenos) en estos limbos informáticos. Las excrecencias seminales lingüísticas pueden fertilizar otras mentes o hacerles perder el tiempo...

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  3. Veig que aquesta Setmana Santa ha estat profitosa per a la meditació pausada!

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    1. Sí, a ritme dels passos, des de la contemplació estètica i laica. Molt més adient que la disbauxa del carnestoltes, on la vida ofega al pensament...

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  4. Bien, una vez más, esa quintaesencia en la que fundes la mirada. Yo, que vivo en esa otra orilla de la que hablaba Valle-Inclán en su prólogo a los Cuernos de don Friolera (allí donde nos debían "salvar" los peleles del tabanque del compadre Fidel), puedo decirte que, pajas mentales aparte, hay un instante eterno en el que la cruz del tiempo es mayor que sus ejes temporales: entonces ya no se puede vislumbrar el horizonte desde el fondo de un pozo porque habitas el horizonte mismo y, desde allí, puedes reirte, serenamente, de la frivolidad de vuestros agobios. ¡Salud!

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