sábado, 5 de mayo de 2012

Destellos XXXIV



Cementerio marino de Sète, fotografiado un 4 de julio de 2009 por Juan Pedro Quiñonero


Vocación de jubilado: elegir un punto en el universo y observar, desde la quietud, al mundo mientras se mueve. Es el júbilo de la contemplación en un tiempo de acción compulsiva y sin objeto. 
Vuelvo a Paul Valéry y a Thomas Mann: desde El cementerio marino (1920) del poeta francés puedo recrearme en La muerte en Venecia (1911) del novelista alemán. La idea serena y abstracta de belleza se concreta en unos versos llenos de destellos o se corrompe en prosa con la pulsión de la pasión estéril. Pero su éxito está en que la dualidad reposo-movimiento, idea-acción, se presentan desde las páginas de un libro: atalaya escrutadora desde la que descubrir, desde la pausa, el placer de contemplar. Guillenianamente.
Quizás sea hoy el centro comercial, heredero sin el aroma exótico de lo perdido de los “passages” parisinos, el lugar en el que poder reescribir el cementerio marino contemporáneo, deshabitado ya de dandys y “flâneurs” baudelairianos, poblado de zigzagueantes compradores que bullen entrando y saliendo de las tiendas. Allí, un Gustav Aschenbach, arrullado por el hilo musical de turno (lejos de Mahler: murmullo ininteligible casi siempre), podría dejarse llevar, “voyeur “, por la intriga del anonimato de un protagonista elegido al azar como “El hombre de la multitud” de Edgar Allan Poe.
Exégesis del éxtasis, construcción paciente de la ataraxia literaria que requiere la atención de la duración, tan denostada hoy. Desde su puesto de observación, el poeta nos sirve la densidad, trufada de “éclairs”, de tiempo que “scintille”; de “scintillation sereine”, incluso. La aparente planicie del horizonte marino refulge de “torches du solstice”, “lumière” o “secrets éblouissants”. El cementerio nos trae “une éticelle” que piensa  en sus ausencias, “flambeaux”, “sang qui brille”…  “Soleil”, “éticelante”: “pages tout réjouies” en las que dar forma a la amorfa realidad.
Mallarmé lo dejó escrito (léase literalmente “escrito”) en su “Brise marine”:
La chair est triste, hélas! Et j’ai lu tous les libres.
Fuir! Là-bas fuir! […]

Jorge Guillén lo quintaesenció en su “Beato sillón”:

[…]                  No pasa
Nada. Los ojos no ven,
Saben. […]

Y Juan Ramón Jiménez lo sacralizó desde la mística profana de su poesía (en los dos primeros textos de su Dios deseado y deseante):


[…] la transparencia, dios, la transparencia,
el uno al fin, dios ahora sólito en lo uno mío,
en el mundo que yo por ti y para ti he creado.

[…] El dios que es siempre al fin,
el dios creado y recreado y recreado
por gracia y sin esfuerzo.
El Dios. El nombre conseguido de los nombres.


Desde el esfuerzo intelectual (que también los sentimientos hay que domarlos para entenderlos y poder vivirlos), crean: poiesis que estos humildes destellos, abortos de poemas, ocurrencias sin el vestido de la estructura, miran con reverencia, encandilados.


La contradicción es el más coherente de los razonamientos.
Derviche del instante, centras el alrededor y generas el tiempo que no tuviste y que ya no necesitarás tener. Eres todo presente siempre.


Las fotos que no se hicieron no perdieron su oportunidad: si el paisaje es importante, debe seguir ahí (o en algún pliegue de la memoria eterna, que alguien restaurará, si es necesario)

No importa la letra pequeña: importan las ideas grandes.
Hay una insatisfacción que satisface. Si agobia y mortifica es otra cosa: es exportación de sombra, contagio de vacío.
Transcendente contingencia humana: somos agua, somos fuego, somos aire, somos tierra: somos nada.
Bisectriz temporal de un cielo sin reglas, pero con horizontes.
Actividad desde el reposo: consciencia serena entre los cantos de cigarras y sirenas del movimiento compulsivo.
Permanencia de lo efímero: por mucho que nos movamos, no saldremos del ser que somos. La transformación del ser en no ser (¿qué es eso, exactamente?) aparece como el único movimiento transcendente, pero fuera ya de lo que somos.


Imagen tomada del blog En son de luz


8 comentarios:

  1. Me permito ampliar en mi comentario el ideario de Thomas Mann, muy importante creo yo en tus "Limbos" y en cualquier otro blog. Recuerda el desgarrador final de "La Montaña Mágica"; cuando Hans Castorp ya ha abandonado el sanatorio y pelea dentro de una trinchera rodeado de barro, entiende el lector para que han servido las mil y pico páginas que han conformado la historia hasta el momento. Por no hablar de la figura de Adrián Leverkühn, protagonista del "Doktor Faustus". Ambos casos, y en menor medida Aschembach, simbolizan la imposibilidad de conciliar la vida intelectual con la propia vida. Esto tal vez, les obligue a vivir, o muy desgraciados como Adrián, o refugiados en "Limbos" (en el sentido más estoico del término) como Hans, o tú mismo Ábradas.

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  2. A propòsito, son realmente bellas esas imágnes de cementerios encarados al mar.

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    1. Gracias, Eduard, por tu comentario a modo de nota a pie de página: en él haces evidente el objetivo de la entrada. Quien crea, lo hace desde la responsabilidad de saber que puede ser leído, desde la profundidad (siempre relativa, siempre en función de la capacidad del poeta) y el trabajo que espera el correspondiente esfuerzo y atención del lector que lo decodifica. Es algo pretencioso "prologar" los destellos con Thomas Mann, Valéry, Mallarmé, Guillén o Juan Ramón Jiménez: bajo la luz de su sombra hemos de vivir necesariamente, son nuestros maestros y de ellos aprendemos desde nuestra pequeñez.
      Estos Limbos, lo has visto bien, son un refugio (estoico, pero también hedonista): me permiten obligarme a escribir; en ellos he fundado un lugar que es mío, pero que no me pertenece (como la vida misma)

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  3. Jo des del meu horitzó compost d'una pantalla veig passar apunts que m'il·luminen des de la meva quietud, assaborint-los com es mereixen.

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    1. Gràcies, estimat Galderich, per donar-te (i donar-me) el temps que aquests "Destellos" necessiten. Si és des de la serenor de la contemplació d'un horitzó impostat,no importa, si contribueixen a reflexionar líricament. Espero que una mica d'aqueste llum encara et duri quan ens tormem a veure.

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  4. un inteligente recorrido filosófico,
    saludos

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    1. Gracias, Masletrasarte: los destellos quieren ser fogonazos de lucidez (lo pretenden, al menos) y para ello la poesía y la filosofia, de la mano, son el mejor medio (creo) La "inteligencia" de los destellos es de carácter lírico, lo cual no sé si es un oxímoron.

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  5. yo puedo decirte, Ábradas, qué es exactamente eso de no ser: lo que soy. Mi recuerdo, lo único mínimamente vivo que queda de mí, lo mantenéis los que me queréis. También soy mis poemas, tan ocultos bajo la capa de indiferencia y olvido (¡un poeta fuera del canon, exiliado y muerto hace casi sesenta años!)que no meceren ser tenidos en cuenta (mi blog es un testimonio de ese haber perdido la voz, a pesar de hablar desde una amplificador universal) Después de aquel 28 de marzo de 1955, en Ginebra, pasé a ser una idea sin consciencia. Con mi incineración el 30 de ese mes pasé a ser el polvo que habita en algunas sinapsis y que provoca los destellos que nos regalas desde tu creación consciente. Esos cortocircuitos mentales también soy yo, desde el no ser. ¡Qué lástima: ahora que podría crear desde la contemplación serena total, esa estación total juanramoniana!

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