sábado, 6 de abril de 2013

Destellos XLIX


Pajaritas de Ramón Acín (1928) en el Parque Miguel Servet de Huesca.
Epifanía de lo que ya estaba.


La palabra se evapora sin soporte. La cuadrícula cuadricula o, por rebeldía, exagera la grafía díscola. La superficie blanca, real o virtual, incita a la libertad para la recta o torcida expresión. Pero este mundo cada vez se parece más al cielo cristiano: nubes, almas  intangibles (aunque  más toqueteables que nunca)… Por eso soy ateo: quiero a mi cuerpo porque quiero la materialidad de mi palabra. “Estar en las nubes” no es “estar en el iCloud”: dejarse llevar por el ensimismamiento liberador no equivale a vivir colgado, wifidependiente.

Proclamo este silencio, prólogo necesario del discurso: claustro y celda previos al púlpito. Después proclamo la palabra: silencio, sermón u homilía.

Arquitectura del aire: para leer lo que se ha pensado y pensar en lo que se ha leído antes de pasar a leer otro pensamiento. Frente a consumir lectura.
Carlos Marzal también habita en sus limbos.


Y viene Carlos Marzal, una vez más, a decir lo que pensé y no he escrito. Reconforta saber que aquel a quien admiras (quizás porque ya es como tú quieres ser) te devuelve, objetivado en papel, tus pensamientos. Esto es La arquitectura del aire (Barcelona: Tusquets Editores, Marginales, 280, 2013): aforismos que, con sus honduras conceptuales, “iluminan la realidad mediante chispazos de inteligencia y de poesía” en verdades  breves de profundo y prolongado eco.

Aquí van algunos espasmos de conciencia poética. Epifanías de lo que ya estaba.



Por ser profesor, me alimento de lo que aprendo.

Es mejor ir por delante de tu sombra, huyendo de ella hacia poniente cuando amanece, que ir por detrás, pisando la estela negra que te precede mientras tropiezas, queriendo amanecer, con el poniente que nace.
Adán en su Edén vivía hecho un adán, pero con mirada adánica. Pecó por sofisticar su relación con el mundo y fue expulsado. Tuvo que clonar esa mirada, condenada ya a ser efímera e inconsciente en sus hijos



Nada nos llena más intelectualmente que la satisfacción de sabernos eternamente insatisfechos después de leer el Fausto de Goethe. Andrés Hurtado y su tío Iturrioz estarían de acuerdo. Adán, antes de comer el fruto prohibido, “no sabe, no contesta”.

Como las hojas, nacen las bombillas en los árboles invertidos de las lámparas ostentosas. Fosforecen, pero tanta luz no basta para la oscuridad que anuncian tus palabras.

Se alimentaba de zumo de sombra.
Si ha de venir la muerte, que me sorprenda viviendo
Tiranía de la inmediatez. El desierto de vida que impone pide oasis de duración.
Hemos forzado el dintel de la felicidad: olvidar su valor utópico nos hace vivir engañados en un paraíso falso en el que cada vez es más difícil fingir porque las puertas son ya simples vanos.

6 comentarios:

  1. ¡Ramón Acín! Por aquí anda, querido Ábradas. Esta fuente de las pajaritas se adelantó a su tiempo y a su contexto como el propio Ramón se adelantó en su republicanismo a la República: su apoyo a la revolución de Jaca del 12 de diciembre de 1930 le costó el exilio en Francia. Su apoyo a la vanguardia y al pensamiento progresista le llevaron a la cárcel con la república de derechas y a la muerte, ante las tapias del cementerio de Huesca, el 6 de agosto de 1936.
    Gracias por volver a regalarnos tus destellos y por recordar a creadores como Acín. Ponerlo junto a Carlos Marzal es aproximar lo que la vida ha separado pero una buena biblioteca multimedia debería poner en contacto.
    Yo alimento al zumo de sombra de luz para que lo puedas beber en mis versos.

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    1. Gracias, don José María, por los detalles históricos de este singular Ramón Acín, del que lo desconocía todo, como desconocía Huesca y sobre el que me abrió los ojos el amigo Galderich. Independientemente de la calidad de su obra, me hizo oensar en eso que he llamado "epifanía de lo que ya estaba", que, nos sitúa, humildes, ante la vida y la creación: ¡hacer algo nuevo viene siendo imposible desde la cultura griega! En pretenderlo está el reto y la motivación.

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  2. Otro regalo para los sentidos, levantando las palabras y la imágenes.

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    1. "Alegrar los sentido" con las palabras no es conseguir poca cosa... Levantar imágenes y palabras (es decir, hacerlas visibles, hacerlas pasar del plano horizontal al vertical) necesita de un autor que monte los andamios y de un lector: esa palabras, entonces, provocan un eclipse léxico que oculta al autor ante los ojos del lector. Y tú, Galderich, siempre estás ahí con tus ojos y tus sentidos. Gracias.

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  3. Espléndido como simpre.
    Mis aforismos favoritos son los dos finales, el cuarto y naturalmente el primero.
    Cuídate mucho ;)

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    1. Me cuida la poesía, querido Eduard. Me alegro de que sigas considerando "espléndido" este rincón de destellos: ciertamente, quiere resplandecer, brillar (lejos, sin embargo de la"singular excelencia") y, a la vez, ser desprendido y generoso.
      Seguiré regalando, para lectores como tú, estas amorfidades lírico-filosóficas que son los "Destellos".

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