Dejarse llevar para ser. Éxtasis del vaivén estático. Instante objetivado por Mario Navarro. |
Esta vez,
dictado por el vaivén de las olas, que no saben de rima (ni falta que les hace):
poesía al oído en directo, sensación vivida y destilada, torpemente, en estos
Limbos. La imagen de Mario Navarro es una buen correlato objetivo.
Hacer
el muerto
sintiéndome
muy vivo:
cruz
sobre el agua.
Bien ese juego simbólico de antítesis y matices expresivos. “Hacer el muerto” no es estar muerto, supone la voluntad de fingir que lo estás para poder experimentar lo que de positivo pudiera tener ese estado de enajenación, mecido plácidamente por el murmullo y el vaivén del mar. “Sentirse muy vivo” porque puedes hacerte el muerto, relajado sobre la caricia fresca que te aísla del sofoco estival. Y, claro, el “sacrificio”, la pasión cristológica: la vida que promete esa dulce muerte momentánea y gozada.
ResponderEliminarYo he soñado con esa cala. Y recuerdo que fui feliz, aunque nunca la nadé. Me debes un hacer el muerto en esas aguas, tú que puedes.
La fotografía de Mario Navarro, un joven artista aguileño, nos ayuda a recrear la sensación. La imagen parece tomada desde el Barranco de la Mar, en los acantilados (acantilados de cabezos, de suave orografía) que corren desde el tómbolo de la isla del Fraile hasta la Cola. En aguas como esas es fácil abandonarse y dejarse ser, don José María. Y en ese mecerse, en ese dinamismo binario natural, la cabeza, que nunca se queda en blanco, atrapa en instante en un haiku que voy repitiendo hasta que lo escribo. En este caso, lo muestro tal cual se gestó, en su imperfecta perfección.
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