domingo, 31 de mayo de 2015

Arquitrabes IX: Las raíces del futuro







¿Cuánto podrá vivir un árbol (no modificado genéticamente) volando?


Los que no los conocieron arraigados en la tierra (nacieron con ellos enraizados en aire desde siempre) los verán con ojos normalizadores. 


Si pueden vivir. De momento parece un árbol ahorcado.

2 comentarios:

  1. Esa parábola de la higuera voladora, querido Ábradas, me parece muy pertinente en su simpleza trascendente. La novedad, cuando se hace costumbre, cuesta concebirla como inconcebible. Mira hacia el pasado y piensa en lo que pensaban sobre algunas de vuestras normalidades de vuestro presente. Claro, que también hubo “visionarios” que se equivocaron en la proyección de su invento. Todo requiere su dosis de equilibrio, sus entusiasmos y sus palos en las ruedas para que no se desboque la ilusión desenfrenada. Esa es la clave del progreso.
    Yo viví, como sabes, con las raíces al aire y, sin ser árbol, no supe habituarme a esa realidad impuesta. La ironía es distancia y la distancia perspectiva para valorar. Ni todo lo viejo es malo ni todo lo nuevo bueno.

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    1. Gracias, don José María. Mi escepticismo (que visto de estoicismo) me disfraza de Jano: soy incapaz de avanzar sin saber qué estoy haciendo y qué hice para llegar hasta este ahora y aquí. Las raíces voladoras eran un hallazgo poético juanramoniano lorquizado. El desarraigo del multicentro, de la globalización, de la desidentización, de la hiperactividad cumpulsiva son síntomas de un futuro prematuro del que no quisiera enfermar. Quizás con anestesia…

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