sábado, 24 de octubre de 2020

Haikus LI

 

                                                           Tictaquea el agua en su centro

 

 

 

A mis alumnos de filosofía, pidiéndoles perdón por perfilar las sombras de la caverna.

 

 

 

En las tripas del corazón del haiku  late el vaivén del agua. Toda agua vive preñada de olas: susurra en las fuentes y brama en el mar.

También en los relojes hay agua: su mecánica de arena o engranajes bombea, contumaz en gravedades serenas o giros frenéticos, la fractalidad en que seguimos siendo. El alma del motor, el resorte de acero templado que impele el movimiento analógico, sigue habitando, de momento,  en el silencio digital binario.

En un cajón de la alcoba, bajo la imagen congelada del prólogo del amor, entre calcetines, calzoncillos y condones, late el viejo reloj heredado. Como el corazón delator de Poe.

Hoy, con nocturnidad y alevosía, viviremos dos veces una hora.  El tránsito de las dos a las tres de la madrugada inventa un espacio temporal de agujero abisal. En él están todos los besos, todos los abrazos, todas las complicidades eróticas que no nos hemos dado. Como heridas, condensadas y ajenas, volverán esas ausencias cuando los relojes devuelvan su convención en la frontera entre el invierno y el verano. Entre el verano y el otoño tenemos la proyección de la película de lo perdido, de lo echado a perder.

La corona, a las doce o a las tres, subordina a su eje toda posibilidad de fluir. Abolida la corona, el tiempo se desangra en estuarios estériles que fertilizan el lucro del simulacro de libertad. Por eso le doy cuerda cada día a mi reloj de bolsillo: le obligo a recordar la mecánica binaria de mi corazón. Tiempo y latidos hechos corazas para seguir fluyendo a contrafuturo.

 

       Corazón cuántico:

Lup-dub: lup-dub: lup-dub.

Palpita el tiempo

 

 

2 comentarios:

  1. Buenísimo Pascual!! Como todo lo que escribes, envidia de tus alumnos. Un abrazo

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    1. Gracias, Lorenzo. La verdadera virtud de la virtualidad la conseguimos cuando acercamos lo que está lejos y queremos que sea vida presente y viva, aquí y ahora. Amigos como tú se mantienen por estos canales y se disfrutan cuando las intersecciones de tiempo, espacio y respiración de latidos cultivan la presencia (si es en Águilas, mejor). Un abrazo, amigo.

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