lunes, 14 de diciembre de 2020

Poema descoronado de navidad

 

 


 

 

         Cada generación ha tenido su guerra, su hito histórico, su Rubicón. En presente, todas las crisis son las peores porque son las de sus damnificados. Entre la pandemia de la Covid-19 y la peste bubónica hay más diferencias que paralelismos, excepto en la relatividad de su vivencia.

 La fragilidad humana y la resiliencia de su condición frágil son acicates de la perseverancia en el ser, a pesar de los estares. Con decorados y figuración de El séptimo sello o de Andrei Rublev o con escenografía de Matrix o Stalker, seguimos como centro de un halo mefítico que ni huele ni se ve.

Elegir el molde del soneto para liberar la palabra. Ser libre de querer ser cercado para ordenar arquitectónicamente el pensamiento. Cada sintagma es una ventana que da al campo. Y el campo es un haibun infinito que pide ojos de poema para entrojar su prosa. La asonancia evita el martilleo rítmico de la cadencia de “jingle”.

Los magos sin corona, con el laurel de su sabiduría orbitando el cosmos de sus mentes, son la epifanía sin oropel que piden todos los presentes para construir, sin usura, los peldaños del progreso.

         La viralidad de progresión geométrica, la analógica y la digital, convierte al Hombre (persona) de Vitrubio contemporáneo en un “empalao”, ensogado y anónimo en la libertad que profesa.

         Coronaviruscentrismo: modelo cosmológico y cosmogónico del nuevo paradigma humano proyectado a un futuro huérfano de pasado, de una historia walterbenjamianamente interrumpida por el ruido de la urgencia mediática que disuelve los egos que alimenta haciéndolos centros enajenados, alineados en su alienación.

                                              

 

La manzana coronada de espinas.

Los clavos en la paja de un pesebre.

Sabios postrados que ofrecen presentes

de unos futuros preñados de prisas.

 

    Monedas lorquianas que son ajorcas,

maná algorítmico que es pan de cielo;

burbujas osmóticas, don de cieno

hecho alas que la raíz ignora.

 

    Como el sol en el viril de una lupa

todo converge sin tiempo en un punto.

Todo es centro liberado de culpa.

 

    Orbita elíptico el alrededor.

Eva, madre, supera el qué dirán.

Caleidoscópico ombligo de Adán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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