sábado, 19 de marzo de 2011

Elogio a la profundidad de la superficie

“Interface”: superficie de contacto, conexión informática, física y funcional, entre dos sistemas independientes. Bajo la piel del mar, el universo.
Pixelación de la realidad ¡Qué paradoja cervantina! ¡Qué platonismo postanalógico! : los libros son la realidad y su presencia en este limbo una representación, una mera ilusión binaria que creemos real. La idea y su materialización quedan en un circuito que late al otro lado de este universo. Más universo que nunca: la unidad de lo diverso lizaniana.
El hueco de lo que no sabes, su abismo, está más cerca que nunca. Ese vértigo pascaliano se abre, infinito y recurrente, ante nuestros ojos.


Pero hay personas, hombres vitruvianos, que armonizan el continente y el contenido porque lo que hacen contener en la piel virtual de este océano pide una atención antigua, de librería de viejo, de polvo y páginas. Son los héroes de lo postcontemporáneo, los que nos han de salvar de las lecturas en diagonal y del espejismo de las imágenes. El amigo Galderich y su blog &piscolabis librorum son el mejor ejemplo de esta redención cultural: una superficie que remite a la materia tangible de los libros y sus placeres físicos; una ventana a la substancia misma de la cultura en esta Babel de los excesos.
Como una edición rediviva de un “cortegiano” en un neorrenacimiento, anuncia este espécimen humano la posibilidad de que nos encontremos, la suerte de sabernos encontrar en los túneles luminosos entre tanta desinformación y el simulacro. Hay que agradecerle el esfuerzo por hacer nuevos los viejos libros, por reinventar la lectura ante esa página infinita que es la pantalla del ordenador.
Así, con las pantallas y los libros en simbiosis, somos más fuertes para volar en el caos y estar más cerca de encontrarnos entre tanto ruido e interferencia.  Se podrá despixelizar esta nueva realidad que se impone, mediática, que los libros solo desaparecen cuando alguien los quema. Y el amigo Galderich los atesora entre sus manos mientras los comparte en los limbos. Y no es pirómano, sino bibliófilo y bloguero.

2 comentarios:

  1. ... y aún trompetista (se perdió por el camino la salsa...) pero sin la cola (también se perdió por el camino...).

    No es un soneto, pero lo guardo virtualmente... y analógicamente, que uno se ha vuelto desconfiado de las máquinas y de tanta virtualidad.

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  2. La digna regresión como antídoto frente a estos linfomas que el exhuberante malabarismo reflexivo va atascando como obstáculos ante nuestro paso. Me atrevo a decir que entonces estamos ante un misionero del destello, de la metarrealidad de un pálpito muy preciado y con una necesidad de empuje no tanto catártico como de justicia. Todo mi respeto y admiración para Galderich (emociona saberlo).

    Ya de vuelta de mis vacaciones. Mil gracias por tus preciados comentarios, aprendo de ellos y los valoro muchísimo.

    Un abrazo

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