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| Muerte de las ideas, antes de su entierro |
En la extrema caducidad del tiempo, los “Destellos” abortan el poiesicidio: como pavesas lanzadas al aire sin voluntad arquitectónica, voladoras anárquicas, estos fragmentos deslavazados de pensamiento motean el universo de las ideas. La inercia centrípeta abre vías de escape y se transforma, puntualmente, en centrifuguismo fertilizador del nosotros.
Es la evanescencia de lo denso. Iba a ser nada y ahora es esto.
Puedes esconderte detrás de ti: seguirás siendo tú.
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Tumba: cuna de silencio y luz negra.
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Morgue: prólogo del nicho, que es siempre epílogo para siempre (que es un nunca a la vida tal como la conocemos)
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Poesía: extraversión de la introversión.
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Sin consciencia de hacerlo así, hay quien habla por el culo y caga por la boca.
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Vivir es un recorrido desde tiempo sin tiempo de la niñez a los tiempos del tiempo de la madurez. Los segundos se alimentan, para no perderse en su vórtice, del primero, ancla del yo que tiende al naufragio sin costas. La paradoja está servida: el adulto puede vivir media hora larga de un tiempo muy corto.
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Pulpo: rana marina.
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Todo objeto es único: lo infinito son sus perspectivas.
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La muerte anula la muerte, que solo existe desde la vida.
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El tobogán de las olas trenza horizontes discontinuos.
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Arfar como un mascarón de proa sin barco, todo proa y popa, todo babor y estribor, todo centro y quilla.
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Aquest apunt és per Tots Sants!
ResponderEliminarYo no me entregaría al pesimismo, Ábradas. Lo transmites muy bien, pero siempre es un mayor desafío hacer perdurar la alegría que la pena.
ResponderEliminarPero estos limbos estás muy, muy bien, por supuesto.
ResponderEliminarLeerte es un introspectivo desafío y una quema de rastrojos, un decapado o un no saberse todavía pero empezar a vivirse entre tus palabras-pócimas.
ResponderEliminarNo soy capaz de resaltar nada porque toda dimensión, hasta la que nunca se descubrirá por el hombre, la contiene tu escritura.
Es un regalo saber de tu literatura y de lo que nos provee.
Un abrazo.
Como decia Larra, pero al revés: "todo el año es carnaval". El pesimismo aparente de la literatura nada tiene que ver en mi caso con pesimismo vital. Creo, ingenuo de mí, en el "pathos" y en la catarsis, incluso fuera de la tragedia. Como decía Machado (en su consejo IV, de Parábolas), dándole la vuelta a aquello de "arte largo y vida breve":
ResponderEliminar"Sabe esperar, aguarda que la marea fluya
-así en la costa un barco- sin que el partir te inquiete.
Todo el que aguarda sabe que la vistoria es suya;
porque la vida es larga y el arte es un juguete.
Y si la vida es corta
y no llega la mar a tu galera,
aguarda sin partir y siempre espera,
que el arte es largo y, además, no importa"
Como Shakespeare en Julio César, pienso que los "hombres son algunas veces dueños de su destino". Esto es: vivir imaginando lo que no vivimos, aunque sea negativo, nos ayuda a vivir mejor, purgados los instintos negativos con el jugo trascendente (seo sí lo creo) de la literatura.
No es un funeral ni la pasión de cristo, querido Galderich: es su simulación poética. NO soy pesimista, querido Eduard: soy terapeuta literario de mi mismo.
Gracias, Gabriela: tu hiperbólica apreciación da siempre más sentido a lo que siento, pienso y escribo porque les da profundidad.