Pasar por una
calle de tu infancia que casi no reconoces y hacerla tuya otra vez en verso.
Recorrer la memoria en un presente de agonía prematura. Afirmar los pasos hacia
levante con el viento de cara. Dentro de ti hay un yo y sus ecos. Solo en el
camino, entre cabezos y ruinas, eres más tú: el catalejo con que te ves inflama
tu visión y te llena de plétora de ser; el faro que miras sigues siendo tú en
su periferia.
Este haiku
trenzado tiene en su melena la clave del fluir hacia el mar, que es el vivir.
Sueño
despierto:
La vida es un orgasmo
de
agua y fango.
Velo soñando:
Vivir
es ir muriendo
carreteando.
Duermo viviendo:
Del
contrapelo nace
el
entusiasmo.
El óxido que también somos precisa de cuidados: debajo late la tersura ingenua que hay que restaurar con baños de presente. La experiencia debe rejuvenecer para seguir siendo. |
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