Nacimiento esencialista, con más amor que pedagogía. Autor: Jordi Vilar, Solsona. Gracias a Nacho Hurtado por intermediar en el conocimiento. |
El
villancico navideño de este año es un experimento formal. Como se verá, es un
pesebre viviente alegórico en cinco escenas y una coda. En las cinco décimas,
María, José, los tres Reyes, Jesús y Dios dan perspectiva a la acción trágica.
La coda, nutrida de las rimas humanas repetidas (el Creador rima por libre)
concluye recogiendo lo sembrado en surrealismo medido. La casualidad fuerza la
causalidad para darle sentido al sinsentido. Las últimas estrofas, amorfas, son la
voz propia del poema.
Lo que contiene esta mandorla léxica ya
es fruto de la interpretación de cada lector. Sobre lo heredado, la carátula
actualizadora. Y Unamuno sobrevolando este nacimiento de pedagogías, amores, filantropías
interesadas y sensación de libertad en panóptico de arquitectura invisible. Y Peter
Greenaway teatralizando la objetualización del niño-producto, del infante
centro de interés usurero. Algo de semilla del diablo hay. Algo de esperanza,
también. ¿Determinismo de la libertad? Dios o el Big data saben lo que ignoramos jugando a ser felices.
I
María canta su amor
sin sangre entre las piernas.
Ha sido madre y tiernas
son las prendas del dolor
del breve niño al calor
del color en claroscuro
del camino del futuro.
Sobre el fruto de su vientre,
para que su luz lo centre,
hace María un conjuro.
II
José proyecta su oficio
sobre las manos del hijo
y garlopa el crucifijo
sin pensar el sacrificio
de la luz del precipicio.
Entre clavos y viruta
será un hijo de puta
emprendedor y usurero
que engañará al banquero
y hará suya su batuta.
III
Tres
metonimias reales,
pedagogos de occidente,
proyectan sobre su frente
las consignas pasionales,
goces y sueños fractales.
-“Hijo ajeno de María,
hacemos apología
de mirra, incienso y oro
para que aprendas en coro
la nueva amorología”
IV
Manipulado
en su cuna
por los padres putativos
y adoradores lascivos,
renuncia a su fortuna:
hará del viento tribuna.
Este nuevo Prometeo
se deslastra, se hace ateo,
se desbecerra de oro,
se desnuda en el foro,
se hace palabra y deseo.
V
El
orquestador de rimas,
perfecto humo sin diente,
contempla al nuevo cliente
desde sus plácidas cimas:
-“Se cree desobediente,
descorazona a María
deja la carpintería,
y es solo un accidente,
huérfano del padre eterno,
expósito del averno”.
CODA
Pírrico triunfo efímero.
Al calor del claroscuro,
precipicio de virutas,
mandalas fractales de humo
inseminan a María,
hacen su vientre tribuna
de perfiles de elegía
con corazón de subasta.
Dice el verso pie de foto:
señor Prometeo Sísifo
Tántalo, poeta libre,
Ícaro alador y ancla
de la voz de la esperanza.
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