jueves, 8 de marzo de 2018

Destellos LXXXIX



 
Mirada del árbol. Ojos visionarios de leño.


Ojo de puente: ¿presente hacia qué futuro?


         Pasión por la reflexión en este universo de la globalización de la subcontrata, de la poliedria y la gamificación. Vocación de monje ateo claustroliberado en su celda abierta al yo altruista y desconectado de esas cuñas publicitarias como campanas que abren las grietas para inundar la vida de mierda atractiva.

         El mundo evoluciona, sí, pero para fagocitarse en su autocomplacencia de selfie.




Buenismo. Talentosismo. Neurocientifismo. Personalización algorítmica de los procesos para cultivar la eficiencia feliz. Mesianismo de rebotica de Silicon Valley, de tertulia trascendente entre bioinformáticos, ingenieros, economistas y diseñadores de márquetin cognitivo.




Cuando Paulo Freire se lee como Paulo Coelho la educación es un manual de autoayuda y un manual de estilo en busca de clientes.




Insatisfacción: acicate de horizontes o lanzada en el ánimo.




Cuando las responsabilidades hay que objetivarlas en una lista porque no se pueden recordar, dejan de ser asumibles como humanos. Es la transición de una mutación en algoritmo.




La fotografía incita a la connotación y puede ser duración de lo instantáneo. La vida, que va sola en su denotación, puede ser más efímera y menos excitante por asertiva y explícita.




Paradoja del neocapitalismo pedagógico: El cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad, talento mediante y tarjeta de crédito sonante, garantizado por el sistema que asperja libertad, igualdad y fraternidad. Digamos que hemos inventado un comunismo liberal 4.0.



Estilitas, cínicos y anacoretas. Eremitas y giróvagos. Hikikomoris. Benefactores de la humanidad desde su iPad, Apple por supuesto.



Panóptico del yo.




Hay quien vive de las rentas del futuro.








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