A Pilar, Carmen y Ana, abrazo marino.
Haiku
ontológico. Vindicación de la soberbia lírica en un naufragio aéreo de
archipiélagos, en el magma de vientos secos, en la algarabía sorda de redes
invisibles. Ser una isla, bucear su raíz y buscar la vocación de tómbolo y freo,
el orgullo de farallón varado; continentar sin dejar de ser mar; arroparme con
el vestido de agua de vida y olas que me centra. Poder fluir, extático, en el
ser.
Para flotar,
necesidad de mar.
Soy una isla.
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