miércoles, 31 de agosto de 2011

Transferencias

Embarcadero romano de una playa de la Marina de Cope, en Águilas


Destellos para restaurar la vida. Sugerencias léxicas, evocaciones de experiencias como constelaciones sinestésicas que vienen de la vida y van  a la vida, traducidas, objetivadas en la subjetividad personal y vagamente transferible. Transferencia de la experiencia, correlatos objetivos: filtro poético de la verdad. Realidades transliteradas, aljamiadas: entra realidad y sale su correspondiente realidad poética, acaso más real. Viajemos, cómplices, por estos destellos vitales, fondos sin apenas forma: apuntes de situaciones que nos transportan.
Instrucciones de uso:
1-   Léase.
2-   Cierre los ojos y vuélvalos hacia adentro: busque en el interior del hueco de su memoria. El ejercicios puede llevar su tiempo.
3-   Relacione lo leído aquí con lo vivido en otro tiempo y otro lugar.
4-   Transfiera la evocación al presente.
5-   Déjese llevar por ese recuerdo hecho sensación literaria, transubstanciado, redivivo. Recreado.

(Nota: Pudiera ser que algunas de las sugerencias no llevaren al lector a ninguna parte. Debe en ese caso no dejar este baldía esa oportunidad y buscar, sin el lazarillo de estos hilos de Ariadna, su propia madeja, la que le llevare al aposento de su minotauro del recuerdo y la vivencia)

El hueco de debajo de las escaleras.
Intuición del sexo desnudo, ajeno y deseado.
Pies fríos en verano de alguien a quien quieres y te toca.
Tacto del agua fría: palma de la mano sobre el agua somera de la fuente de un claustro en agosto.
Confortabilidad: sillón de orejas frente a un hogar, libro entre las manos. En el exterior nieva o llueve mientras atardece.
Primera hollada de los pies invernales en la arena estival de la playa.
Baño de sol del primer día de playa de la temporada: sus excesos, como el empacho, refulgen en la oscuridad de la noche.
Olor a jazmín en verano. Olor a saladar. Olor a yodo. Olor a red.
Olor a sábanas limpias antes de meterse en la cama en invierno. Olor a plancha.
Olor a cosméticos (Floïd, por ejemplo) en el barbero mientras nos perdemos, infinitos, en una de las esquinas de los espejos. Tacto de manos sobre el cabello mojado. Sutilidad afilada de la navaja repeladora: su sonido eriza el vello.
Olor a tierra mojada cuando empieza a llover en verano.
Cruce de miradas: un pulpo que te mira mientras lo miras en su tana.
Irrupción y deslizamiento fusiforme en las aguas del mar, después de un rato al sol.
Olor de higuera en agosto. Lija polvorienta de sus hojas: dulzor carnal de sus frutos.
Escalofrío del pie desnudo sobre la arena ardiente del verano.
Foto de cementerio: la vida que contiene es la vida que le falta. Memento, concreción de dos momentos: la alegría ajena a la muerte que pervive en la soledad hierática del recuerdo yerto que contiene un naufragio de huesos, ajenos y lejanos a la fotografía, cordón umbilical entre lo que se fue y lo que se es.

sábado, 6 de agosto de 2011

Destellos XVIII


“Nada desaparece en la realidad sin que reaparezca en la ficción”
“No creo haber escrito en este libro lo que iba observando. Más bien he observado porque escribía el libro. Se supone que un diario refleja nuestros pensamientos, experiencias y emociones. Nada de eso: los fabrica. Si no escribiéramos, la realidad desaparecería de nuestra mente. Nuestros ojos se quedarían vacíos”
“No he contado mi viaje en este diario. El viaje ha sucedido aquí. Ha sido provocado por este diario”
Andrés Neuman, Cómo viajar sin ver. Madrid: Alfaguara, 2010, págs.. 228, 248 y 249

[…] Poesía,
fábrica de realidad!

         José María Quiroga Plá

Fotografía de Carmen Gálvez Navarro



Los destellos, como filtros, traducen y recodifican la realidad. Su versión, al dictado fugaz del querer ver y entender, se superpone a la piel, a las fachadas, a los ojos como un disfraz transparente, como un andamio, como unas gafas de graduación lírica. Y estamos al otro lado del mundo: el que ilumina con velas y pirotecnia sorda este naufragio de fosforescencias.



Entre el todo y la nada (que vienen a ser lo mismo) está lo abarcable: destellos en la oscuridad, puntos de sombra en el mediodía.
El gintónic no tiene horas: tiene edades.
No es posible el aislamiento térmico de las personas, el blindaje físico a las exterioridades. Pero podemos ser compartimentos estancos de aislamiento conceptual y vivir solos entre mucha gente.
Realidad 2.0: responsabilidad 3.0
Fascismo conceptual: todo, nada; siempre, nunca. Relativismo impotente: algo; quizás; ayer, mañana… Realidad posibilista: navegar al pairo en el mar de lo absoluto.
Hipertexto: la información, siempre en otro lugar y en otro tiempo. Aplazamiento de la responsabilidad, flaccidez de la disciplina. Filosofía del luego. ¿Dónde habita el carpe diem?
Quien mucho abarca, poco aprieta. Autopistas de la información de diez carriles, contenidos como cohetes que circulan sin manual de instrucciones y que pueden enquistarse en las circunvalaciones y nudos sin objeto. Aplicación informática: clonar el infinito.
El caos es siempre un orden alternativo.
Selva de contraseñas: aduana hacia los absolutos particulares.
Un neocínico (o falso cínico) piensa mientras se aferra a su ordenador portátil: “lo que tengo lo llevo conmigo”. (Quien quiera saber más sobre la verdadera autarquía altruista del yo, que bucee en este enlace. O en este otro)
Pierde la máquina y se pierde. Ha pervertido el círculo virtuoso a fuerza de hacerlo virtual.
Un neoplátonico, enternecido, le recuerda: “si todo lo habías llevado a la nube, nada has perdido. Todo late, etéreo, intangible y silencioso, en ese limbo”.
“Como dios”, les dice Tántalo. “Como dios”, reafirma Midas entre risas.
El neocínico, escéptico, balbucea: “Más o menos”.
Cuando el sol te encandila, te hace una foto la vida. Y en la cámara oscura del nicho tendrás tiempo de revelar los momentos que ya no tienes.

miércoles, 3 de agosto de 2011

El infinito en un punto

A Esther Benedet, causante de estos versos hace unos años, que todavía son nuestros.


Fotografía de Carmen Gálvez Navarro



Luz cuajada en flor o fruto,
el infinito en un punto.
Gestos acumulados
             en el fondo de los espejos,
                                                  superpuestos,
                                                   abisales
                                                   hacia su punto de fuga.
Viajes entre la realidad y el deseo.
La contingencia de nacer
                                           aquí
                                                     ahora.
Pureza anfibia.
                          La vida:

                                         Sala de estar
                                         de este milagro del ser.