lunes, 24 de junio de 2013

Destellos LIV


Cofa: complemento marinero para llevar el companaje, el recado. Del árabe "quffah" (cesto).
Habita en las tripas del barco, lejos de la cofa gaviera desde la que vislumbrar horizontes


Lejos de su uso habitual, la cofa, microcosmos exiliado, acepta resignada almacenar pinzas de la ropa. El esparto que le da forma añora la libertad de sol y sal. La palabra que la nombra olvida su atalayarse.



"If the doors of perception were cleansed every thing would appear to man as it is, infinite.
For man has closed himself up, till he sees all things through narrow chinks of his cavern"

                          William Blake, The Marriage of Heaven and Hell (1793)

(Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería ante los hombres como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna)

“Viajero, ¿quién eres? Te veo proseguir tu
camino, sin sarcasmo y sin amor, con tu
mirada indescifrable; te veo ahí, húmedo y
triste, como la sonda que desde los profundos
abismos asciende insatisfecha a la luz. ¿Qué
has ido a buscar a lo profundo?”

Friedrich Nietzsche, Jenseits von der Gut und Böse (1886)

“Sería lógico pensar que la noche no es más que el tiempo en que abren las puertas del cielo y se puede mirar al infinito”

                             Paul Bowles, Muy lejos de casa (1992)


“Infinito” no es más que una palabra. No hay ojos que abarquen su referente ni pensamiento que lo comprenda; pero sí labios que la pronuncien y oídos que la entiendan. Los límites son el mundo y su transgresión (sueño, vuelo o eternidad) la aspiración analgésica desde este otro lado de la puerta. Se puede querer sentir la infinitud, pero siempre dentro de la mónada del instante, aquí y ahora. Las correspondencias baudelairianas abren ventanas a la percepción y conectan experiencias imposibles (como Emanuel Swedenborg antes o Aldous Huxley después) El macrocosmos no es más que la proyección del microcosmos real y tangible, su alucinación que justifica sus fronteras.
Se puede vivir en una idea, en el rincón intangible del comentario de un blog perdido en el abismo insondable de las pantallas táctiles:

                     “La paloma de la paz vive presa de su libertad”

Le témoin - The witness. Gilbert Garcin, 2002
Testigo adiestrado en su propia independencia
Être maître de soi-Controling oneself. Gilbert Garcin, 1999
Libertad para automanipularnos

S'y retrouver-Finding the way. Gilbert Garcin, 1993
Encontrarse en el perderse



La vida da los ingredientes para cocinar en el horno del pensamiento.
Carro: tracción de bueyes
Se precipita junio desde abril, apenas desprendido de la navidad.


El amor vive en el hueco que siempre somos y siempre queremos llenar.
Nos diluimos en la información sin digerir. La condena es querer ser destino sin camino.
Vamos creciendo con lo que nos empobrece. Nos alimentamos para adelgazar. Somos la paradoja de una matriuska que se hace más pequeña cuantas más capas la ensanchan. La información sigue ahí afuera, indeleble y siempre ajena.
Una casa es como un delta: material de aluvión, acumulación de vida muerta en la que reconocernos.
¡Que florezcan los libros en las bibliotecas para reivindicar su materialidad!
Quiero mirar y apaisajarme. Para mirar sin ver ya tengo las pantallas. Para oír sin escuchar ya tengo el ruido que eclipsa lo que puedo vivir.