martes, 28 de junio de 2016

La realidad de la imagen



                  

                                       

        Leer la imagen es reconocer la realidad que imita. La imagen no es la realidad sino su apropiación para el transporte de la imaginación: es su representación, la reproducción de lo que fue fuera de ese artificio que es. El imán de la luz se hace simulacro y achica verdad por sus imbornales. Una mentira piadosa para retener lo efímero.

         Primero, la emoción. Luego, la razón.

         Mirada sólida sobre una realidad líquida que, evanescente, vaporiza en nada si no se tiene voluntad de recuerdo.

         Una geometría dulce de nubes. Siempre estuvieron ahí, siempre las mismas, aunque siempre diferentes. El ojo y sus filtros sí son otros cada vez. Ojos de memoria caminada. Ojos de mirada de pincel. Ojos de visión victoriana y daguerrotipo (como aquella que inmortalizaba la muerte como espejismo de vida retenida). Ojos eclipsados por cámaras. Ojos digitales con tanta memoria que olvidan lo que ven mientras lo están mirando. Ojos que fingen ver entre tanta obligación de mirar.

         Esas nubes, capricho de viento y presiones, están ahí desde siempre. Hemos desaprendido, por feliz pereza, a no verlas. Los instrumentos de ver son inútiles si no se aprende a mirar: la realidad aumentada es una broma del progreso. Las nubes, simplemente, bellos hidrometeoros preñados de posibilidades: cirros, cúmulos, estratos o nimbos que navegan por el mar celeste de nuestra imaginación.




viernes, 24 de junio de 2016

San Juan el Bautista




 
Gustave Moreau (1826-1898). L'apparition (h. 1875). Acuarela (106 x 72,2). Musée d'Orsay






Celebrar la noche más corta
es de perdedores.

Frontera entre fuego y agua,
la oscuridad se viste de la luz
de la danza de Salomé.
Su presente
se hace presente
a la mañana siguiente:
en bandeja, la cabeza
del profeta bautista.
Herodías vence así
y Salomé es pantalla
de su triunfo,
sacrificando, morbosa,
su deseo.

       En la boca de la mañana,
resaca de escorias y tréboles,
besa la vida su fiesta.
Las hogueras mojadas
saludan sordas el naufragio
de los días.
Su humo danza, invisible ya,
en los velos de todas las albas.
Flirtea con la magia
la seducción del caos concentrado
que  muerte y vida
vive y mata.
Bauprés y mascarón,
el verano navega hacia su invierno.

       Celebrar la noche más corta
es de perdedores que velan
desde la luz más larga.



Flor de la planta de san juan: como la ginesta o el tipuana celebran, con más magia, la  oposición complementaria de la vida. Para huir de la oscuridad, el amarillo se refugia en el azul para teñir el mundo de verde. La luz del sol pare el azul del cielo que nos deja ver el amarillo.


jueves, 23 de junio de 2016

Arquitrabes XVI: Cambio de planes



  
   


   

         Mientras se dirigía en coche hacia su playa pensaba en que ese verano el calor sería insoportable. Bajó la temperatura del climatizador para compensar sofocos futuros. Cuando levantó la vista hacia la carretera, un camión frigorífico cruzado. Impacto. Frío. Rumor de olas.









Destellos LXXIV


Postureo casi natural. De sensibilidad de maniquí.





         Estas fulguraciones se presentan hoy casi solas. Se han retroalimentado entre ellas, han dialogado y han parido otras.

         Las personas son más que una parte del sistema. La fraternidad, pervertida y usurera, vende felicidad a precios que casi todos pueden pagar: vender el alma, intransferible, al diablo, ya no es una proeza fáustica. Es un gesto cotidiano y sin ritual.

         Hay una revolución de las ideas agazapada, atrincherada. Permanece la esencia. La espuma vuela sin poso, raíz cuadrada disfrazada de hombre de los caramelos



Ser auditor de ISO es el sueño de todo poeta.


Vivir a este lado. La realidad encriptada, en la otra orilla de la cifra. Vivir. 


Bienser en el excipiente del malestar.


Era morena, de luna llena.



Erección de luz, faro que desvirga el cielo. Éxtasis horizontal de lo oscuro.



Higiene de la mirada: ver la realidad sin filtro de pantalla alguna.



De la hoguera al hogar. De la lengua al hablar.


Las ideas líquidas las recogen en recipientes, las hacen cubitos y, en el vaivén magmático y amorfo del aparentar, las descongelan en microondas pedagógicos y las venden, cual cápsulas cognitivas, disfrazadas de competencias, en cualquier tienda de ultramarinos, que ahora se llaman centros educativos.
Mientras, Sócrates juega al mentiroso con dios.


Liberté. Égalité. Fraternité.  Y sus descendientes espurios Sécurité y Confort.
La nueva revolución es americana y solo permite, en inglés y en nombre de la felicidad, combinar dos de los axiomas del lema.


Creatividad estandarizada: el gran tabanque de las aplicaciones.


Cuadriculación de los parámetros hasta hacerlos un manojo de nadas. Anda suelto mucho ingeniero listo. Andan muertos los poetas sabios.


Saber tiene hoy más de zahorí con máster en cartografías en las tripas de Mátrix que de sabio que ha digerido conocimiento y lo ha hecho intuición sin aperos ni prolongaciones.


Las analogías, las correspondencias, son hoy hipervínculos en una realidad ajena al lector (mutado ya en mirador). Victoria pírrica de la información sobre el conocimiento.
 


Hay una inquietud muda que tiñe, desde dentro, la felicidad.