domingo, 28 de agosto de 2016

Haikus XXXI


En la cima, crece el paisaje en tu mirada.





Ahora está sonando Daphnis et Chloé de Maurice Ravel (1909-1912, aunque viene del siglo III antes de nuestro cero, de la imaginación de Longus), pero ayer a esta hora era otro el paisaje sonoro que me vestía. Otra era la sinfonía coreográfica: la pastora era la estribación aguileña que va del Nido del Cuervo al Pico de l’Aguilica y el caballero, yo. Un dragón seductor como una pastora. Un pastor de palabras en bañador disfrazado de caballero.

Una cigarra cosía con largos pespuntes el horizonte. A veces no se acordaba y el hilo se le hacía infinito antes de otra pasada. El sol, alto todavía, daba alas al canto del grillo, todavía mudo. Era la cigarra timbalera dueña del aire.

El primer haiku, a lo Matsuo Basho, retiene un retrato del presente. El segundo, para compensar el calor estridulante, adelanta, como aire acondicionado lírico, el frescor de la noche que ya habita en la torridez contumaz y abrumadora.

Es una lección de vida. La insatisfacción se satisface si se quiere fluir por ósmosis: en cada acto vive su contrario en simbiosis. Por eso la cigarra del día corteja al grillo de cada noche.

Este día de cigarras y grillos me va a durar todo el invierno.


        
                     Bajo continuo,
           la cigarra achicharra
           plomo en agosto.


                              *


                     Jazmín sonoro,
           grillean las estrellas
           paz de rescoldo.





jueves, 25 de agosto de 2016

Arquitrabes XVIII: nichos de mercado


Agonía por exceso de consumo de "carpe diem" (con sus pertinentes flores de plástico)



       

         El éxito comercial ríe agazapado en el cementerio alegre del consumo. Transforma a las personas en individuos para luego convertirlas en clientes (o turistas, si el goce de la orgía es fuera de casa): después viene el disfraz de persona, globalizado, con una máscara que se parece mucho a tu cara pero que te la pone quien te vende lo que compras. Tiene música y olor dulce de fiesta, pero es, en su fondo, un réquiem de tabanque de  feria.

Somos segmentos de mercado: perfiles con necesidades que  abona y explota la mercadotecnia para saciar insatisfacciones inducidas. Vivimos, pues, si somos los elegidos (que ya es un síntoma de salud económica), en un nicho de mercado. Somos “bibelots” o muertos en el gran centro comercial del mundo. Somos insumos sumisos, plataformas de consumo parasitadas por troyanas petroleras seductoras.

Las imágenes que siguen a los cinco heptasílabos blancos son su pie de texto.


                            Tumba llena de muerte.
                            Nicho huero de muerte,
                            en barbecho del aire.
                            Muerte llena de vida.
                            Vida llena de muertos.
        




viernes, 19 de agosto de 2016

Haikus XXX



 
La víspera del gozo.



Vestirte de mar. Sentirte su corazón. Con lo mínimo para esa comunión. Llenarte de la vida que te da. El deseo de branquias viene, correspondencia, desde el origen. Pero es la apnea la que permite el goce de la visión: el mar te respira y te vive.

Porque la realidad no es mítica: necesita el filtro del pensar lírico para conquistar esa cumbre.


        
                     Guardo silencio.
           Crepitar frágil de algas.
           La mar me guarda.

        

El gozo mismo. El yo del haiku ya vive en él.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Haikus XXIX



 
Como el viento da forma a la forma así el tiempo moldea la escultura de ser que somos.


Pasar por una calle de tu infancia que casi no reconoces y hacerla tuya otra vez en verso. Recorrer la memoria en un presente de agonía prematura. Afirmar los pasos hacia levante con el viento de cara. Dentro de ti hay un yo y sus ecos. Solo en el camino, entre cabezos y ruinas, eres más tú: el catalejo con que te ves inflama tu visión y te llena de plétora de ser; el faro que miras sigues siendo tú en su periferia.

Este haiku trenzado tiene en su melena la clave del fluir hacia el mar, que es el vivir.

        
                     Sueño despierto:
           La vida es un orgasmo
de agua y fango.


         Velo soñando:
Vivir es ir muriendo
carreteando.


         Duermo viviendo:
Del contrapelo nace
el entusiasmo.


El óxido que también somos precisa de cuidados: debajo late la tersura ingenua que hay que restaurar con baños de presente. La experiencia debe rejuvenecer para seguir siendo.