lunes, 5 de noviembre de 2012

Destellos XLIV

Caligrafía del corazón


“[…]esa gente que en vez de decir lo que saben se desviven por aprender
BARRIL, Joan. “Sonata de huelga con taxi y lluvia”, en “Bucólicos anónimos”, El Periódico, jueves 1 de noviembre de 2012, pág. 39

         “[…] el mentido robador de Europa,
media luna las armas de su frente,
y el Sol todos los rayos de su pelo,
luciente honor del cielo,
en campos de zafiro pace estrellas […]”

         GÓNGORA, Luis de. Soledades (1613), versos 2-6.



Hay un silencio fértil que es abono de palabras. Esa espera que madura en su barrica lo que dará a la luz, sin más prisa que la del peso de lo que se quiere decir. Sobrevuelan las mariposas negras y densas del insomnio que se suicidan en el faro del pensamiento nocturno y lúcido. Escribir para comunicar. Escribir para saber: en ese monólogo nace la comunicación del conocimiento. Colmar la nada de espera y sembrarla de palabras que son la raíz de la idea. A sotavento del tiempo, calcular la base por la altura de las aristas de la ignorancia para gritarlo a barlovento. Teofanía del pensamiento. El peso de la luz, la densidad de la claridad: la extremaunción del refulgir.
Fuera de los carriles del pensamiento: destellos líricos

En el universo analógico no éramos más libres, pero sí más conscientes de nuestra esclavitud. Esta falsa sensación de libertad nos da unas alas de Ícaro que nos precipitan hacia lo más profundo de la raíz ignorada. El peaje de esta libertad nos controla más que nunca a cada uno en nuestra madriguera.
Infancia: coraza de alegría.
Iluminaciones léxicas que relampaguean sobre autarquías temporales y espaciales.
- ¡Ya sé! ¡Ya sé! ¡Lo comprendo todo!
(Ya estaba muerto)


Odisear brujuleando hacia ninguna parte: el regreso a Ítaca está asegurado.

En la frontera entre el libro y el mundo habita la vida.

Diluir la muerte con metáforas para hacerla digerible, sin darnos cuenta  de que es el excipiente de nuestra inexistencia. Nanometría del abismo.
Al pairo en la nada.
                                      Todo:  aquí y ahora: Ya.
                                                                                     Dios
Solo dura lo que acaba. Lo eterno madura y se consume de eternidad lejos de nuestro tiempo.
Me ciño el alrededor: corona de espinas o bálsamo que centra el yo.