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Gilbert Garcin: La vie (résumé) |
“Se miente más de la cuenta
por falta de fantasía:
también la verdad se inventa”
Antonio Machado.”Proverbios y cantares”, XLVI
“Algún día –habla Mairena a sus alumnos- se trocarán los papeles entre los poetas y los filósofos. Los poetas cantarán su asombro por las grandes hazañas metafísicas, por la mayor de todas, muy especialmente, que piensa el ser fuera del tiempo, la esencia separada de la existencia, como si dijéramos, el pez vivo y en seco, y el agua de los ríos como una ilusión de los peces. Y adornarán sus liras con guirnaldas para cantar estos viejos milagros del pensamiento humano.
Los filósofos, en cambio, irán poco a poco enlutando sus violas para pensar, como los poetas, en el fugit irreparabile tempus. Y por este declive romántico llegarán a una metafísica existencialista, fundamentada en el tiempo; algo, en verdad, poemático más que filosófico. Porque será el filósofo quien nos hable de la angustia, la angustia esencialmente poética del ser junto a la nada, y el poeta quien nos parezca ebrio de luz, borracho de los viejos superlativos eleáticos. Y estarán frente a frente poeta y filósofo –nunca hostiles- y trabajando cada uno en lo que el otro deja.
Así hablaba Mairena, adelantándose al pensar vagamente en un poeta a lo Paul Valéry y en un filósofo a lo Martin Heidegger”
Antonio Machado. Juan de Mairena.
Épica del silencio. Clonación de lo eterno: recurrencia informatizada del infinito. Arborece, mientras tanto, la vida y somos raíz. Y somos paralelos, tangenciales y complementarios a nosotros mismos sin ser siempre conscientes de ello. Somos poetas filósofos, filólogos entrojadores de tiempo verbal y versal, nominalizadores de la experiencia.
“La poesía es una aventura verbal que trata de dar cuenta de la aventura vital de una consciencia”
Carlos Marzal
Sobre el ruido del ahora, el estribillo cadencioso del siempre que tiende a mitificar lo que ya no existe. Presente: sombra de ausente.
Destellos: fulgores como átomos en el vacío que nos circunda y nos justifica por la palabra.
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Un centauro de Sócrates y Diógenes viaja con una puerta sobre sus espaldas. Más tarde se comprendió todo después de contemplar la misma escena en varias ocasiones: plantaba sobre sus cuartos delanteros la puerta y la abría y la cerraba, la cerraba y la abría con parsimonia segura. El gesto le permitía establecer o interferir diálogos; iniciar o finalizar caminos.
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El joven de Nazaret se hizo famoso en la vida profana antes de pasar a la historia sagrada como un excelente constructor de cruces y el más diestro afilador de clavos. El suyo fue un suicidio lento y premeditado. El haraquiri no entraba en los cánones de su cultura judía.
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Acudir a la urgencia ordeñándole, compulsivo y frenético, el gusto. Empuñar un nervio de sangre, un ramo, un pulso como una espada por la que entra y sale la vida. El placer es otra cosa: imaginación, calma, premeditación, alevosía y escenario
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“Eternidad”, “absoluto”, “infinito”, “nada”, “todo”, “insondable”… son solo significantes de un significado sin referente. La poesía es su patria.
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En los recovecos del sueño, dormitar mientras los pájaros zurcen los agujeros del silencio a picotazos sonoros
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Pienso en castellano. Parlo en català. Respiro en murciano. Vivo y siento en abradeño
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Pedigüeños sin humillación, los banqueros.
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Entre la nada y la nada, el todo de la vida
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Dios nació como solución y se ha enquistado en problema.
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Rutina de lo extraordinario. Y un día, sin darte cuenta, ya estás al otro lado de tu tiempo.
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Eyacular hacia adentro (¿sexo tántrico?) para engendrar ideas.
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