Fotografía de Eugène Atget que retiene una presencia fantasmal (muy viva en ese instante largo que necesitaba su cámara para captar la realidad mutante del París de 1900). Retrata la Quai Conti 3. |
Destellos sin vocación de constelación, pero que responden a un cielo. Lecciones de una escuela de paciencia sin pedagogía ni plan de estudios, pergeñadas por un constructor de provisionalidades definitivas. Desde la absolutez de la percepción, un balcón para contemplar las miradas despistadas. Axiomas que son intuiciones, evidencias mentales: deducciones de razonamiento lírico para una realidad poetizada. Las cosas viven, también, en el universo de nuestra bóveda craneal.
Collage. Los Adagia de Wallace Stevens se cruzan con las Odas elementales de Pablo Neruda y Canción sobre el asfalto de Rafael Morales. Se entrevera el pensamiento con la sabia y sanchopancesca lucidez del Juan de Mairena de Antonio Machado, trenzado, a su vez, con los hilos invisibles de ese dinamitar la usura de la costumbre que es Julio Cortázar. De ese cóctel saltan las chispas de estos relámpagos que, en la mayoría de sus descargas eléctricas, solo hacen resplandecer las nubes, sin llegar a iluminar como rayos la tierra. Poesía relámpago. Destellos
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La evanescencia es la única substancia: agua sólida que se evapora.
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Tiempo ajeno al tiempo, el de cada uno, que no es el nuestro.
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La perfección se disfraza de muchas formas. También se viste de imperfección.
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Substituir mi ausencia con mi presencia
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Torerancia: paciencia y destreza toreras para lidiar con la bestia de la controversia y la adversidad.
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Abierto herméticamente. Diáfanamente cerrado. Así, el amor, nos da lo que nos quita. A cada cual de forma diferente e intransferible.
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Trayectoria aleatoria de los vencejos: plan del caos. Belleza de la entropía.
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Cangrejo ermitaño: Quasimodo con vocación de tortuga desahuciada que vive de ocupa.
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Arborescencias fractales en senderos que se bifurcan al otro lado del espejo.
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Tiempo real: aquel en el que puedes ser consciente de lo que haces.
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Arquitectura de humo. Filigranas de aire. Corazón de plomo.
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Otros "cameos" eternizados por Eugène Atget en la Rue des Nonnains-d´Hyères, un día del 1900 parisino |
Las fotografías, una estética nostalgia que queda como patina del tiempo en las fachadas y frontis de un Paris, ad portas de la trasformación.
ResponderEliminarLa mezclatura de formas de abordar el verso en Neruda,el Mairena de Machado (su heterónimo como en Pessoa), Cortázar, la posibilidad de encantarse en la rebeldía y el desligue de la coyunda. UN abrazo, Carlos
Las fotografías de Atget, en su aparente retención del tiempo, enmarcan los destellos, que no dejan de ser fotografías léxicas del pensamiento. En ess frontera de la transformación entre el ser y el no ser en la que nos movemos siempre en delicado equilibrio. cada imagen y cada "destello" contienen, en embrión, todo un universo de posibilidades. Solo hace fanta tiempo y ganas para navegar por sus sugerencias.
EliminarGracias por surcar estos mares.
Fotografías y destellos que nos deslumbran por su poesia no evidente.
ResponderEliminarA la "no evidència", precisament, habita la poesia: són els ulls i les ments amb voluntat de trobar els que aixequen la costra de la aparença i poden viure líricament la realitat que es suggereix a imatges i paraules.
EliminarLos "Destellos XXXVI" son una muestra muy original de juego con las palabras, a nivel morfológico. Estas de "Torerancia" y "Arborescencias" sobre todo.
ResponderEliminarEl resto tienen también un fondo muy orignal. Esta vez has jugado más que nunca con las paradojas y las antítesis.
La casuística del azar, querido Eduard, es la que nutre las ocurrencias que, mejor o peor, traduzco en estos Destellos. Es la vida misma la que, liofilizada (si me permites la expresión), trasplanto en estos Limbos para objetivarme y verme desde la distancia que yo mismo me impongo. La contradicción, en todas sus variantes es, desde siempre, la frontera de la actitud que más me ha interesado. También los juegos de palabras, tanto por su forma como por su significado.
EliminarGracias por estar ahí, que también es un aquí.
qué interesante entrada,
ResponderEliminarsaludos
Se agradece el interés, que siempre está més en quien lee que en quien crea... Como dijo Borges (más o menos), hay que enorgullecerse de lo que se lee más que de lo que se escribe. Saberse leído, sin embargo (por alguien que no es el propio autor) siempre anima a seguir escribiendo...
EliminarGracias, ensalada de letras y arte.