sábado, 9 de julio de 2016

Arquitrabes XVII: Río, estuario y mar



       


 


         Parménides y Heráclito, amigos de borracheras, pasean una mañana de resaca, presocráticos, por la ribera de un río.

         El río fluía, inmóvil.

         Heráclito, con la cabeza embotada, reta a Parménides a bañarse, si tiene cojones (era su diciembre, como lo llamaran en el siglo V antes del machito metrosexual de la cruz), dos veces en la misma agua.

         “Los tengo para bañarme las veces que haga falta en la misma corriente”-le contesta sardónico Parménides.

         Heráclito le empuja al río y ríe:

         “Ahora y aquí eres el centro del alrededor que huye”

         Pero el río, caudaloso, arrastra a Parménides. Heráclito empieza a preocuparse y a correr junto al cuerpo de su amigo que fluye amorfo hacia no sabe dónde. Una rama lo detiene: la fuerza del agua golpea sus testículos cuando intenta salir del caudal. Heráclito le ayuda. 

En el camino otra vez, se ríen de la situación creada. Parménides para en seco y le dice a su amigo:

“El agua, es verdad, nunca es la misma. Mis cojones lo atestiguan. Pero el río sí. ¿Cómo lo reconoceríamos como tal, si no? ¿El ciclo del agua no la devuelve al cauce? Hay una esencia que hace las cosas, aunque se muevan”.

En estas estaban cuando llega, corriendo sin moverse o moviéndose sin correr, Zenón. 

“¡Cómo os gusta marear la tortuga!” –les dice.

Y caminando  caminando los tres llegan al estuario del delta del río. Zenón les explica que ese es el lugar de la duración, la frontera entre el ser una cosa y pasar a ser otra, que sigue siendo la misma transformada. Allí es donde piensa la paradoja de Aquiles y la tortuga.

Y los tres se quedan contemplando el mar, esa dualidad única. Trenzan en aire una duda que no verbalizan: “¿es el mar un río muerto?”. En sus cabezas, al unísono, cantan unos versos:



“La mer, la mer, toujours recommencée!
Ô récompense aprés une pensé
Qu’un long regard sur le calme des dieux!”



        

3 comentarios:

  1. El río es volátil y está en las nubes, esperando caer para volver a ser río y mar.

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    1. Parles, estimat Galderich, des del temps de déu, amb visión estelar. És una mirada que tenim vedada. Hem de ser corrent, no aigua, cabal, no fluir. Qui posa nom al riu és qui pesca a les seves aigües. Mai ser i estar alhora ha estat tan difícil. Gràcies per seguir intentant ser i ser-hi.

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  2. hecho con genialidad, mi admiración
    saludos

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