Embarcadero de mineral del Hornillo. Imágenes de Luis Pianelo Melenchón. |
Para seguir
siendo hay que alimentar al niño que todavía somos. El espacio mítico de la
infancia es la despensa del adulto. Mirar lo que se vivió, releerlo desde los
ojos experimentados, pero recobrando la vivencia, es un ejercicio de afirmación
personal.
Un cabo ingeniero
que es proa de la tierra, del camino de hierro que tantas toneladas de mineral
trasegó, de la fantasía de las tardes eternas de los veranos, se hace haiku. El vaivén contumaz de una locura
consciente, el ir y venir que nada tiene de automático: es la alegoría del
metrónomo del universo.
Es un haiku irregular (ziamari): las olas han
forzado las diecisiete sílabas de la adaptación castellana y le han regalado
dos. Así, este se compone de 7-5-7. El kigo
o clave temporal es “mar”, que nos contextualiza en el verano, aunque su
eternidad líquida permite ver ese aquí y ahora en cualquier estación del año.
(Las tres imágenes son el amigo Luis Pianelo Melenchón y remiten a un temporal
de levante de otro tiempo: como es mejor fotógrafo que mis ojos, su testimonio captó con arte lo que he visto hoy y he fotografiado en el haiku)
Lo instantáneo
puede ser llave de la eternidad.
Faralaes
de mar,
blondas
de espuma:
lección
de eternidad.
"Lección de eterndad"... Es pot definir millor allò que és fugisser?
ResponderEliminar