Puerta al campo. Puerta a la ruina, desde dentro. Ventanuco al interior de la incógnita. Lo demás es aire de alrededor. |
Ramón Gómez de la Serna me
susurra al oído ocurrencias. Quizás ahora fuese un militante de Ciudadanos,
pero su sorna zumba hoy y yo la traduzco desde el escepticismo fértil del
contrapelo ucrónico. Como en botica, o en cajón de sastre, como en la vida
misma, hay de todo en estos Destellos que se desbocan para vivir, libres de
miradas, en Limbos.
Vivimos en un caos organizado
por unos cachondos guionistas que nos tratan como anarquistas en un viaje del
Imserso.
₪
Agazapado en la siesta, ese
agujero de sueños, caigo en los horizontes clonados de trece “stripes”, en el universo de croma de
cincuenta “stars”.
₪
A ciento veinte kilómetros por hora, sobre mi prótesis de
velocidad (el animal que conduce, corazón paleolítico, sigue viviendo de un
ritmo de bombeo de sangre atávico) avanzo con tres retrovisores y una memoria
que me permite conducir y reconocerme conduciendo. Hay experiencias de futuro,
claro (eso nos venden): pero sin experiencia real no se construye nueva vida.
Las hojas, las flores y los frutos nacen de la savia de sus raíces.
₪
La raíz del arcoíris de alimenta de unicornios en putrefacción.
₪
Los habitantes
de todo sitio globalizado sufren “jet lag”
por abuso en el uso de los husos horarios sin moverse.
₪
Secuencia del progreso:
Palabra: Metáfora:
Símbolo: Alegoría laica: Emoticono.
₪
Leyó en un viejo muro una consigna derrotista de algún
pesimista de aquel mayo francés: “Paren el mundo, que yo me bajo”. Él, abatido
por algo que había dicho un “youtuber”,
le preguntó a su amiga Siri cómo se hacía eso.
-Descárgate la aplicación de App Store –le respondió, sensual, Siri.
₪
Hombre contemporáneo: enhebrador de “flashes”, ensartador de “shocks”
deslavazados, agricultor inmaculado del vórtice particular del caos
colaborativo.
₪
Había conseguido el estéreo perfecto: oía música en “Spotify” y la escuchaba en vinilo. Para
culminar la laicísima trinidad la vivía en los conciertos en directo.
₪
Al alba, un pañal usado es sinécdoque de albañal. Al
alba, con su mono añil, aquel hombre se convierte en albañil.
₪
No hay comentarios:
Publicar un comentario