A Saúl Martínez Calvo, por la epifanía progresiva de su
enseñarme a mirar desde detrás de los ojos.
A Inés López Suárez, por ponerme en su senda desde el mar
de Águilas.
A Gabriel Muñiz, por hacer del arte una conexión
sinérgica entre personas.
Caos. Naufragio
alegre en relativismo usurero. Sin maestros, los alumnos endiosados (clientes
sin consciencia de serlo) imponen su idea de progreso inducida por los monopolios
que gestionan su libertad condicional (de la que desconocen las condiciones).
Nunca el futuro fue tan dependiente de los intereses manipuladores de unos pocos.
Nunca fue aparentemente tan nuestro. La metarrealidad es la realidad. El
universo, metaverso pixelado.
Cada persona, a
solas con ella misma. ¿Qué piensa? ¿Se piensa? ¿Sabe ver el simulacro que
exhibe, los filtros que la hacen social? Egoendiosamento clientelar ingenuo
disfrazado de colaborativismo globalizador y filantrópico cultivado por
individuos egoístas encapsulados en el todo de la nada.
Con el presente
herido y el pasado anestesiado por la innovolatría, la esperanza batalla por
seguir sembrando futuro desde el presente de consciencia plena permanente que
siempre somos, con retrovisor y faros proyectivos.
Dos haikus encadenados
a la libertad de decir desde la dependencia al conocimiento. Sin puntuar, sin
mayúsculas: para que lo minúsculo de la lectura atenta restaure el sentido.
Queda suelto el quito verso para que, quien quiera, siga trenzando este
prólogo.
“Hoy es siempre todavía”
Antonio Machado: “Proverbios y cantares” VIII
(Dedicados
a Ortega y Gasset)
siempre es presente
sintiendo
el pensamiento
soy
yo consciente
mi mente siento
en
este aquí ubicuo
donde
soy siendo
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