domingo, 10 de diciembre de 2017

Sonetos de carne VIII: El deseo es un destino



 
Imagen de Aykut Aydogdu, ilustrador turco de una sugerente sensualidad. Cultura inquieta.



              “El instinto sexual no es nada más que la voluntad absoluta de vivir
Arthur Schopenhauer




No hacía falta que Freud lo hiciese ciencia y literatura. Es una evidencia vital. El movimiento es puente en la diferencia de potencial: a cada extremo, la potencia del deseo. El camino lo crea la tendencia. Y desear y ser deseado anclan los polos del volatinero fluir del funambulista que somos en el amor. El sexo acerca los cuerpos y aleja la muerte. La realidad es deseo.






Esta quimera de aire de carne
es destino y camino del encuentro:
arabescos y atajos son el centro
de la espiral del vértigo insaciable.

         Sexos centripetados y abarcables
son un ovillo de venas y nervios
que llenan de sangre y placer ebrios
los arrebatos de un caos palpable.

         No hay anillo más ensimismado
que dos cuerpos armándose de amor,
dos lenguas amándose sin reparos
en su estuario sinestesiador.

         Los cauces  anegan abrevaderos
y sobra sed para tanto deseo.






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