En la
celebración de la luz más ancha y la sombra más corta. En esa frontera temporal
y cósmica, más telúrica que celeste: en un día preñado de espera de hogueras
que conjuren la oscuridad, una planta de tápena nacida entre las rendijas de los
sillares de una muralla me recuerda que, efectivamente, el verano nos habita.
Un alcaparro,
una tapenera, contiene, en su atalayar desde el campanario hasta el que ha
volado, toda una cultura: κάππαρις: capparis (con su variante “tápena” –“tàpera”-): alkaparra…
Griegos, latinos, musulmanes, mediterráneos han hecho suya la mata para ser lo
que han sido. Y en el verdor de su botón, tras la abstinencia, estalla la
belleza de una flor nívea con pestañas de actriz como fuegos artificiales al
sol sordo del verano.
Flor
de la tápena:
Belleza de la
espera,
verde paciencia.
Flores de tápena de Águilas (en la Wikipedia) |
És curiós, mai havia vist ni la planta ni la flor de la tapenera.... Meravellosa però sàpigues que acabes de condemnar la tapenera a ser eliminada pels de manteniment!
ResponderEliminarJa no hi és, estimat Galderich. Avui he anat a fer les fotos i he hagut de fotografiar el meu record. Sort que ja les havia fetes (a l'any 2011, crec) i les tenia arxivades. Però la imatge i la seva evocació han tingut la seva oportunitat a aquesta recreació.
Eliminar¿Cuántas veces has mirado esa tapenera que crecía en el campanario y en otras paredes del Monestir de Sant Cugat, Ábradas? ¿Cuántas veces, al comerte la tápena que traes de Águilas, has recordado esa mata funambulista?
ResponderEliminarEl haiku nos centra en la importancia de la belleza oculta, en esa espera necesaria para gozar, en la víspera del gozo. Y la alcaparra me parece un estupendo correlato objetivo: un antídoto para la prisa del gozar. ¿Fruitur expectans?
Esa es la imagen poética, don José María: frente a la urgencia del disfrutar, la paciencia del saber esperar para gozar. La espera es gozo y no aburrimiento. Bajo el verde capullo, bajo el botón verde, la flor acurrucada espera su tiempo para lucirse y estirar sus pistilos como de flor de azafrán, largos y verticales. El kigo es “tápena”, sinécdoque de un verano que, al saltar la hoguera de san Juan, va más allá de la playa y el sol.
EliminarGracias por su fidelidad.
..."estalla la belleza de una flor nívea con pestañas de actriz como fuegos artificiales al sol sordo del verano"... Muchas gracias Ábradas.
ResponderEliminarGracias, Gabriela. Lo que digo, en tu boca, suena mucho mejor.
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