A Manuel Aznar Soler, que no pasea por estos lares por
estar enfrascado en empresas más productivas para el progreso humano, en otro
hogar.
A Annabel Arcos Ruiz, por la fertilidad y coraje de su
pecho.
“[…] DON LATINO.- ¡Naturalmente! ¡Y con el corazón que yo tengo, Venancio!
PICA LAGARTOS.-¡El mundo es una
controversia!
DON LATINO.- ¡Un esperpento!
EL BORRACHO.- ¡Cráneo previlegiado!”
Valle-Inclán.
Final de Luces de bohemia. Cita
tomada de AZNAR SOLER, Manuel. Iluminaciones sobre Luces de bohemia de Valle-Inclán. Sevilla: Renacimiento, Los cuatro
vientos, 112, 2017, pág.579. Esta edición, además del estudio incluye el texto
íntegro de la obra, rigurosamente fijado por Manuel Aznar.
Valle-Inclán, como uno de los
grandes, ilumina esta luz de sombras y felicidades
en que naufragamos alegres. La ilusión e incertidumbre de los años veinte del
siglo XX no debieron de ser muy diferentes a las que ahora nos venden. Pero
aquellas buscaban el progreso por oposición a la dictadura y estas son
alentadas por un sistema que, con una falsa alianza, ha hecho mano de obra
esclava y alegre a los ciudadanos. El carnaval de entonces era contracultura
(respecto a la oficial) y el actual es un acto más del carnaval de vivir.
Valle-inclán fue capaz de carnavalizar la tragedia, de crear un género teatral
en el que la armonía de contrarios, la visión de altura y la marionetización de
los personajes conseguía un efecto estético y ético que nos hacía mejores
personas. Nos ayudó a sobrevolar la miseria moral con una catarsis regeneradora.
Larra también viene desde la convulsión de pasión romántica hasta este ahora
con su “El mundo todo es máscara. Todo el año es carnaval”. El Pobrecito
Hablador lo publicó un 4 de marzo de 1833 y tiene más vigencia hoy que
entonces.
(Dejen
de leer esta ventana de Limbos y
vayan al artículo de Larra. Aquí les abro el camino: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-mundo-todo-es-mascaras-todo-el-ano-es-carnaval--0/html/ff791c32-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html)
Enrique Santos Discélopo hizo lo
propio en 1934 con su tango “Cambalache”. Ese siglo XX que describe ha sido
prólogo de esta orgía que parece preliminar de un universo tan hiperconectado
que nadie está nunca en ningún lugar por estar en todos siempre.
(Minutos
musicales. Este enlace les lleva a esa Inopia opulenta en la que todo cabe: https://www.youtube.com/watch?v=vH6_jzFlkFg, con sus anuncios, que hay que
saltar o no)
Todos los días son Martes de
carnaval y carnaval de Melpómenes y
carnaval venéreo, todos simultáneos, a elección del personal invitado a la
fiesta. Vino y cenizas, liberación y cuaresma hacen la conga de la sobreexposición
que agosta la vida, esa orgía hipócrita de vegasexuales que entran y salen de
la zona de confort.
Entre la jerarquía militar y el
solipsismo hay toda una vida social que radica en saber discriminar la
adecuación de mirar, ver, leer y saber. Entre el “smartphone” y el libro hay más diferencia que la del soporte. Hay
una dependencia de la prótesis que nos aleja del conocimiento simbólico por
conexión entre saberes y nos dirige hacia el algoritmo exógeno. La educación
personalizada desde una pedagogía de la ocasión, en esta sociedad líquida, nos
aboca al sumidero. Y sin poesía, ni los grumos del alma retendrán a las
personas de este lado de la cloaca. La sobreprotección en libertad solo es una
trampa para no llegar con la ilusión de que todo es posible porque el mundo se
vende como alrededor y oportunidad. Un futuro de emprendedores autónomos y
protéticos, de ciudadanos del mundo poliédricos y exponenciales en
adaptabilidad se cierne sobre este presente. Una expectativa de vacío con
faralaes. Desde una raíz de artesanía profesional a una responsabilidad
“gamificada” y tecnodependiente. El fracaso como camino del éxito. Enseñar a
fracasar. La resiliencia de la plastilina humana. La empatía embaucadora que
barniza con jerigonza las grietas de los traumas que oculta el dique de la
impostura normalizada.
Mirar una pantalla es comprenderlo
todo. La cicatriz del cáncer de mama vecina de publicidad de aumento de pecho.
Una entrevista a Eloy Sánchez Rosillo sobre su poesía completa Las cosas como fueron que vive sobre la
propaganda de una empresa que hace el trabajo de final de máster de los
estudiantes universitarios y bajo un enlace a la ceremonia de un doctorado honoris causa, con su protocolo, sus togas, sus birretes y sus elogios
académicos y discursos solemnes. Como una Rue
del Percebe o La que se avecina,
como un cajón de sastre en un bolsillo sin estudios de sastrería.
Y así, desde la falacia de que este es
el presente al que hay que adaptarse, desde la imperial necesidad de
actualizarse, desde la pedagogía de la motivación para la autoconstrucción de
criterio sin oposición, va fluyendo ese “scroll”
que es el nuevo río heraclitiano que naufraga en el océano de los datos
huérfanos de exégesis, nacidos aborto de pecio, que se precipita en la maraña
alegre del sumidero.
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