domingo, 28 de octubre de 2018

Haikus XLVIII








El paisaje cabe en el manantial entre dos piernas. Arde la flor, destila la luz de su sombra más recóndita y deseante. Sombra que busca, lúbrica, el mar del alrededor elegido. Fluye la llama, crepitan los pétalos que sacian y provocan la sed de la que se nutren. Canta el aroma. Huelen los chasquidos que se decantan en el alambique del deseo. Y dios lo sabe porque el jugo juega al olor del dolor irremediable del que el amor es isla y néctar.




       Fuego de rosa.
Jugo de olor de amor.
Llama de aroma

        











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