jueves, 15 de febrero de 2018

Arquitrabes XXIX: ¡Carnaval, carnaval!








A Manuel Aznar Soler, que no pasea por estos lares por estar enfrascado en empresas más productivas para el progreso humano, en otro hogar.

A Annabel Arcos Ruiz, por la fertilidad y coraje de su pecho.





[…] DON LATINO.- ¡Naturalmente! ¡Y con el corazón que yo tengo, Venancio!
PICA LAGARTOS.-¡El mundo es una controversia!
DON LATINO.- ¡Un esperpento!
EL BORRACHO.- ¡Cráneo previlegiado!”

         Valle-Inclán. Final de Luces de bohemia. Cita tomada de AZNAR SOLER, Manuel. Iluminaciones sobre Luces de bohemia de Valle-Inclán. Sevilla: Renacimiento, Los cuatro vientos, 112, 2017, pág.579. Esta edición, además del estudio incluye el texto íntegro de la obra, rigurosamente fijado por Manuel Aznar.




         Valle-Inclán, como uno de los grandes,  ilumina esta luz de sombras y felicidades en que naufragamos alegres. La ilusión e incertidumbre de los años veinte del siglo XX no debieron de ser muy diferentes a las que ahora nos venden. Pero aquellas buscaban el progreso por oposición a la dictadura y estas son alentadas por un sistema que, con una falsa alianza, ha hecho mano de obra esclava y alegre a los ciudadanos. El carnaval de entonces era contracultura (respecto a la oficial) y el actual es un acto más del carnaval de vivir. Valle-inclán fue capaz de carnavalizar la tragedia, de crear un género teatral en el que la armonía de contrarios, la visión de altura y la marionetización de los personajes conseguía un efecto estético y ético que nos hacía mejores personas. Nos ayudó a sobrevolar la miseria moral con una catarsis regeneradora. Larra también viene desde la convulsión de pasión romántica hasta este ahora con su “El mundo todo es máscara. Todo el año es carnaval”. El Pobrecito Hablador lo publicó un 4 de marzo de 1833 y tiene más vigencia hoy que entonces.

(Dejen de leer esta ventana de Limbos y vayan al artículo de Larra. Aquí les abro el camino: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-mundo-todo-es-mascaras-todo-el-ano-es-carnaval--0/html/ff791c32-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html)

Enrique Santos Discélopo hizo lo propio en 1934 con su tango “Cambalache”. Ese siglo XX que describe ha sido prólogo de esta orgía que parece preliminar de un universo tan hiperconectado que nadie está nunca en ningún lugar por estar en todos siempre.

(Minutos musicales. Este enlace les lleva a esa Inopia opulenta  en la que todo cabe: https://www.youtube.com/watch?v=vH6_jzFlkFg, con sus anuncios, que hay que saltar o no)

         Todos los días son Martes de carnaval y carnaval de  Melpómenes y carnaval venéreo, todos simultáneos, a elección del personal invitado a la fiesta. Vino y cenizas, liberación y cuaresma hacen la conga de la sobreexposición que agosta la vida, esa orgía hipócrita de vegasexuales que entran y salen de la zona de confort.

         Entre la jerarquía militar y el solipsismo hay toda una vida social que radica en saber discriminar la adecuación de mirar, ver, leer y saber. Entre el “smartphone” y el libro hay más diferencia que la del soporte. Hay una dependencia de la prótesis que nos aleja del conocimiento simbólico por conexión entre saberes y nos dirige hacia el algoritmo exógeno. La educación personalizada desde una pedagogía de la ocasión, en esta sociedad líquida, nos aboca al sumidero. Y sin poesía, ni los grumos del alma retendrán a las personas de este lado de la cloaca. La sobreprotección en libertad solo es una trampa para no llegar con la ilusión de que todo es posible porque el mundo se vende como alrededor y oportunidad. Un futuro de emprendedores autónomos y protéticos, de ciudadanos del mundo poliédricos y exponenciales en adaptabilidad se cierne sobre este presente. Una expectativa de vacío con faralaes. Desde una raíz de artesanía profesional a una responsabilidad “gamificada” y tecnodependiente. El fracaso como camino del éxito. Enseñar a fracasar. La resiliencia de la plastilina humana. La empatía embaucadora que barniza con jerigonza las grietas de los traumas que oculta el dique de la impostura normalizada.

         Mirar una pantalla es comprenderlo todo. La cicatriz del cáncer de mama vecina de publicidad de aumento de pecho. Una entrevista a Eloy Sánchez Rosillo sobre su poesía completa Las cosas como fueron que vive sobre la propaganda de una empresa que hace el trabajo de final de máster de los estudiantes universitarios y bajo un enlace a la ceremonia de un doctorado honoris causa, con su protocolo, sus togas, sus birretes y sus elogios académicos y discursos solemnes. Como una Rue del Percebe o La que se avecina, como un cajón de sastre en un bolsillo sin estudios de sastrería.

         Y así, desde la falacia de que este es el presente al que hay que adaptarse, desde la imperial necesidad de actualizarse, desde la pedagogía de la motivación para la autoconstrucción de criterio sin oposición, va fluyendo ese “scroll” que es el nuevo río heraclitiano que naufraga en el océano de los datos huérfanos de exégesis, nacidos aborto de pecio, que se precipita en la maraña alegre del sumidero.


 
La ortografía y el estilo del reclamo no invitan a dejarse tentar por la prebenda (cara en todo caso). Tampoco el romanticismo de la imagen. Claro que quien compre el fraude poco va a preocuparse por esos detalles tan "intelectuales"



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