“Todo lo mudará la edad ligera
Por
no hacer mudanza en su costumbre”
Soneto XXIII de Garcilaso de la Vega
Vivir en
“estreaming”, en modo transferencia de transmisión continua, a la vista ciega
del universo, en improvisación holística de sucesión de momentos sin embaste.
Mundo
desideologizado por el monopolio del neoliberaliberrismo de un colaboracionismo
de subcontratas que ha universalizado un comunismo capitalista populista de
paternalismo sin genética, de maternalismo con incitación al futuricidio.
Parménides,
obligado a comer en un “restaurante” “fast
food” (o “fast casual”, con sus “smoothies”, sus dietas detox exprés y
sus infografías que fantasean con códigos éticos), hace la digestión
heraclitiana mientras mira al salmón congelado en agua corriente como fiel de
una clepsidra de metacrilato de metilo.
Estos
pentasílabos y heptasílabos blancos fluyen atropellados por las cuchillas de la
sucesión de instantes “costumizados”
en serie en la nueva industria 5.0 de la felicidad “ad personam”.
Turbión
del cambio.
Para
permanecer
en
la contracorriente
el
salmón se esfuerza
en
ser en este ser
de
aquí y ahora.
Sereno
en apariencia,
combate
contra todo,
ondea
su quietud
pletórica
de origen
y
de horizonte.
En
su ahí,
con
olor de dolor,
atraviesa
pantallas,
máscaras
líquidas
de
algoritmos binarios
que
parecen hogar
y
son la intemperie.
El salmón es pasado
y
es futuro
en
tiempos simultáneos,
en
presente total
que
fecunda las horas
de
duración
esencial
y extática
en
la vorágine
feliz,
binaria,
de
la tragedia
con
vaselina.
En el rabión
se
hace centro el salmón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario