jueves, 5 de septiembre de 2019

Ser salmón en fotograma vital


 
Montaje con dos cuadros de John William Waterhouse: Psique abriendo la caja de oro (1903) y Pandora (1896). La oscuridad de los interiores es hoy transparencia de luz oscura. Y Prometeo goza, encadenado a su libertad, de tanta posibilidad ante su pantalla porque se nos ha hecho jáquer del Olimpo terrenal.






                                     “Todo lo mudará la edad ligera
Por no hacer mudanza en su costumbre”

Soneto XXIII de Garcilaso de la Vega





Vivir en “estreaming”, en modo transferencia de transmisión continua, a la vista ciega del universo, en improvisación holística de sucesión de momentos sin embaste.

         Mundo desideologizado por el monopolio del neoliberaliberrismo de un colaboracionismo de subcontratas que ha universalizado un comunismo capitalista populista de paternalismo sin genética, de maternalismo con incitación al futuricidio.

         Parménides, obligado a comer en un “restaurante” “fast food” (o “fast casual”, con sus “smoothies”, sus dietas detox exprés y sus infografías que fantasean con códigos éticos), hace la digestión heraclitiana mientras mira al salmón congelado en agua corriente como fiel de una clepsidra de metacrilato de metilo.

         Estos pentasílabos y heptasílabos blancos fluyen atropellados por las cuchillas de la sucesión de instantes “costumizados” en serie en la nueva industria 5.0 de la felicidad “ad personam”.





                                                                 
Turbión del cambio.
Para permanecer
en la contracorriente
el salmón se esfuerza
en ser en este ser
de aquí y ahora.

Sereno en apariencia,
combate contra todo,
ondea su quietud
pletórica de origen
y de horizonte.
En su ahí,
con olor de dolor,
atraviesa pantallas,
máscaras líquidas
de algoritmos binarios
que parecen hogar
y son la intemperie.

         El salmón es pasado
y es futuro
en tiempos simultáneos,
en presente total
que fecunda las horas
de duración
esencial y extática
en la vorágine
feliz, binaria,
de la tragedia
con vaselina.


         En el rabión
se hace centro el salmón.






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