El pórtico, un
pseudohiku, un haiku con estrambote. Tras su arco, dos miniaturas líricas del
sentir otoñal.
Las hojas, agostados cadáveres, frágiles
murmullos de los pasos, oportunidades que volverán a ser sazón y razón de ser
cuando vuelvan a su vuelo: haz de luz, envés de sombra.
Cementerio
sembrado
de
hojas caducas.
Cipresea
el otoño.
Florece el
plástico.
₪
Caminar
sobre hojas,
mortaja
de alas,
caducas
sombras.
₪
Hojas
pisadas,
rumor
de olas secas:
del
verano resaca.
₪
Ahora que terminará el otoño caen las últimas hojas...
ResponderEliminarEs el otońo del otoño, querido Galderich.
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