Roberto Villalba y Gerard Galindo interpretan, cremallera, papel, madera y tinta, la poesía del ritual de lo cotidiano. |
En las
intersecciones germina el hallazgo. Puede ser grieta, ripio, junta entre
sillares, articulación, sinapsis, valle entre montañas o mar entre costas.
Intersecciones causadas o casuales, fruto del destino del azar fértil o de la
programación. Es cómo se vive la coyuntura la clave de acceso al conocimiento.
Un poema
visual. Una escultura. Una tridimensionalización objetual de la palabra. De la
clase de expresión plástica a las manos del profesor de literatura. Y de sus
manos a una estantería de su biblioteca. Eclipsando a Manuel Rivas y a Juan
José Millás; sobre Saramago y Javier Marías. Con el viejo duende Esquirla (calavera y libro entre
manos) a la izquierda y el pecio salvado de la luz de posición de babor del
Hermanos Serrano a la derecha, como un mascarón de proa, flor de flecha, luce
un Joan Brossa sonetista mutilado:
LES TEVES MANS
Embolcallen amb vels
goig i tristesa.
Són sostre d'una xarxa de perfum,
són els ventalls, amor, del meu costum
i serveixen d'espasa a la sorpresa.
M'agraden quan alegen
entre el fum
o quan remouen brins de senzillesa;
les teves mans són alegria encesa
i fulles d'un pomer al clar de la llum.
Castellets de l'amor.
Flames de ploma.
Són banderetes del teu parlar. Són
i toquen sense pes, clares d'un món
que tu modules des
dels teus Bagdads.
Respires per les mans, amor. Són poma
i estel saboner quan renten els plats.
Quizás ese
cuarteto, esquirla estrófica del soneto, nos traiga las manos azacaneadoras de
su realidad hasta esta que da vida a su nueva coyuntura en el naufragio ordenado
que también puede ser la intersección.
Diálogo de
pecios rescatados del olvido.
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