A
Sara Milian Llauradó, generosa en arte y vida.
Para
combatir la desorientación vital, poesía visual. La occidentalización
precipita, tuneada de orientalismos, el naufragio feliz. Necesitamos la
perspectiva múltiple del cubismo para ver al mirar desde los mismos ojos
preñados de ojos prestados. El plano también tiene profundidad. La orientación
da el sentido. El sentido da la vida. La vida conjura la muerte y la deja fuera
del círculo.
Perspectiva primera.
Sol y
testículos de la maraña se oponen en diagonal, eclipsados por el caos de cabos
sin extremos. Pende el anzuelo bajo la mano oferente. Un nudo de posibilidades
hace nido en un ombligo que es corazón y centro, médula meridiana de una oscuridad latente y fértil
como un tesoro. Parece telaraña enredada, pero es un circuito de venas y
bronquios para inventar el aire. Virolas y alvéolos blancos espiran lo que
inspiran, filtrado por la malla laberíntica, tornasolada de claroscuros.
Lanzará
la mano al sol el ovillo para, asistida por el brazo, abrazar lo que su caótica
trama oculta. La melena de Ariadna conduce al Minotauro y lo saca de su dédalo,
lo transforma en Ícaro refractario.
Andarivel de nudos entre la idea, la voluntad y el acto. Trasmina hojas el embrollo de
mechas, pabilos y arterias. Maduran algunas al florecer a la intemperie.
Brilla un
sol concéntrico en el centro la yema seminal. Geometrías convexas para marear
lo cóncavo y hacerlo universo. Cada madeja de vida contiene su sol.
Perspectiva segunda.
Llueve
negro sobre el toro abatido florido. Cuernos
como laurel coronan su testa atravesada por los tiznes y otoños oxidados
de su martirio. Flores ovales adornan su muerte al sol crepuscular. El verde
aguacate siembra caminos de redención como estelas de luna sucia hacia el
Averno.
Quizás la
tenia que son sus intestinos, como manojo de cables, autista y pletórica de
aire comprimido, ha desconectado para ser en su celda, ajena a la alienación “on line”.
Perspectiva tercera.
Sobre el
sol frío se eleva el monumento que da a luz la luz y la sombra. Luz mandorla y
fárfara. Sombra como difuminarse haciendo mutis por el foro, como humo negro de
horizonte. Luz como farolas gemelas univitelinas que asombran con su claridad
lo siniestro. Precario equilibrio vertical de nube preñada de fondo.
El sol
bajo, vórtice dinámico, construye el caos de agua en hilos que ha de fundar la
vida. Sobre él, la noche constelada de grafito, la nube nodriza de sueños
latentes. Caminos diagonales hollados de pinaza rielan hacia su este más aquel.
Perspectiva cuarta.
Lame el
dragón el fuego del mundo para ser mundo. Saurio que fue avestruz y mete los
sentidos en la luz para ver. Florecen sobre su cabeza los hijos en que germina
su cuello: firme sobre el suelo, su médula, Sísifo esperanzado, riega de savia
radical sus pensamientos. Aristóteles necesita a Platón para construir la caverna
y salir de ella, preñada de ulises y sirenas, de polifemos y galateas.
Cordones,
conductos deferentes, ligamentos ováricos, lanas y prólogos de tejido componen
un paisaje sin tiempo en el que habitan todas las posibilidades de trasversalidad
longitudinal, agazapadas ahora es esta
atalaya del pensar atávico. Cuernos son sus ideas y pueden embestir el aire del
cielo como alas capitales. Humbert Humbert también es Lolita y viceversa.
La
corteza negra del sol es brocal hacia el magma ígneo de lo abisal.
Plano
volumétrico de la fachada con intestinos como cicatrices en el rostro
agusanado. Dorian Gray queda retratado en este enredo a corazón abierto.
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