Ofuscaciones en este hogar sin lugar: arrebato y arrobamiento al pairo. Tormenta seca entre el crepitar y el relampaguear de las ideas, entrojadas en las grietas palpitantes de las sinestesias. Balbuceos dodecafónicos, pasión epicúrea dosificada en relatos suicidas. Sujeto lírico ecuménico. Destellos.
No estoy preparado para ser mental. Espacio y tiempo necesitan cuerpo, materia para seguir siendo. Por eso soy mortal: para no diluirme en el simulacro de la virtualidad. “Tange me”.
Como mi digestión y mis diástoles, pero exógena, gobiernas mi vida, encauzas su inercia. Como los riñores y el páncreas: si fallas, la diálisis y la insulina simularán la vida.
Estar para ser y vivir en la audaz reconquista perpetua y serena. Ser lo que se viene siendo: para eso hay que estar.
El tiempo acaba con cada día: la estancia es, pues, esencia. Y tu ausencia agujerea la solidez de mis horas.
Abierta, infinita, sólo abarcable en la fugacidad animal que nos convierte en piezas de puzle.
Todo es limitado menos este instante que siempre queremos repetir porque se construye condenado a su intensa fugacidad.
L'apologia digestiva l'he trobat d'allò més reeixida!
ResponderEliminarMe llamaron la atencion estos destellos que aqui albergas... Me gusta descubrir lugares distintos, al otro lado de la linea...
ResponderEliminarSaludos ;)
Fascinante mezcla entre nihilismo "existencial" y una suerte de utopía perversa o distopía en la que el ser desea trangredir o deconstruir el mero trancurrir de su propia idealización.
ResponderEliminarUna también muestra grata perplejidad por estos textos especialísimos, inclasificables y altamente endémicos y felicita a su autor con otro abrazo interpantallal.