Efervescencias, espuma y reflejo somero de lo íntimo y profundo. Chispas del asperón de los días en su fricción con la yesca de las noches. Restos de la oscuridad magmática del útero marino vomitadas al naufragio de sus playas. Coherencia del instante, esquirlas de presente en el marco artificial de este espacio, este libro sin páginas, este papel continuo que se enrolla fuera de plano. Diario poético, a redrotiempo. Vivencias transubstanciadas, des-subjetivadas sin llegar a poder objetivarse. Secuencia de latidos que narran una historia sin historia, impresionistas. Destellos
La ilusión nos eleva y la realidad, sucesión de gravedades, nos arrastra con su lastre: en el esfuerzo por equilibrar su tensión invertimos la vida.
La ausencia proyecta su sombra de luz para iluminar, precisamente, este aquí y este ahora huérfanos de ti.
Ausencia: haz del envés del bosque del ser.
El hueco reclama la presencia: la engalana con su ebrio eco de víspera y endulza el camino de los encuentros. ¡La ausencia todo lo recompone!
Satifecho el animal, nos queda disfrutar todo lo demás. Saciada la carne, viene el goce sereno del hambre de nosotros.
Acertar con ritmo y cadencia hasta hacer que un diente de león expanda sus vilanos dentro de ti y te inunde de cosquillas.
Tener voluntad de deseo e inteligencia para gozarla: la materia en que se encarna el amor inventa sus moldes para huir de la nada.
El prefacio es exquisitamente granulado, fulgor polvoriento y partícula de ocaso amalgaman la impronta con imágenes cristalizadas.
ResponderEliminarLa levedad y el peso, su proclama para vencer la descompensación, eterna primigenia de Kundera.
La ausencia y el hueco como lechos intuidos de plenitud...
Pero saciada la carne tal vez comience la verdadera voracidad, aquella en la que la identidad esencial y la accidental intentan roerse despiadadamente.
Un placer esta lectura.
La voz de Quiroga Plá tiene un buen sicario para sus amordazadores. Sigo este magnífico trabajo pues interesa a una la frecuencia "oprimida" de los exiliados (que ya intentó plamar con trazo surrealista)
Un saludo
Gracias, Gabriela, por enhebrar los Destellos con el hilo de tu lectura y construir un sentido que ni ellos, hijos de diferentes momentos de un mismo padre, pudieron sospechar que tendrían, exhibidos en un mismo espacio, cuando fueron abortados.
ResponderEliminarQuiroga Plá sigue viviendo por debajo de su silencio: yo sólo lo traduzco en el tiempo y en es espacio. Este blog es, esencialmente, suyo. Yo me aprovecho de él, que sigue esperando.
Un abrazo.