jueves, 11 de mayo de 2017

Devuélveme a la vida



 
Estimular la inteligencia con la vida para, orgasmo o criatura, dar a luz luz o silencio.




         Tal cual. Sin más filtro que el de la palabra a bocajarro (que ha sido pensamiento entrojado en silencio). No hay laberinto más inescrutable que el de los surcos y cisuras del cerebro.

         No quiero la poesía como anestesia. Quiero la emoción de vivir verbalizable. 

Los laberintos de espejos son mudos. Y excesivamente reflexivos. Y falsamente recíprocos en su caleidoscopio de yos (sin la “e”, de plural a pelo y piel). Que el anverso de la reverencia admirativa es la humildad. Que la humillación es el reverso del yugo. Y el sentir común, su intersección ecuménica, parece ser el egoísmo. El sentido común sembrado hace germinar el progreso. No estoy contra el progreso: estoy contra este progreso.

Poesía: palabra trenzada de silencio, música semántica del aire de la emoción y la idea.





Devuélveme a la vida.


Subo
escaleras
 mecánicas
                           que bajan.
                           que suben.
                                                                    mecánicas
                                                    escaleras
Bajo

Devuélveme a la vida.
Dame la fuerza necesaria
para dominar el ciclo
automático:
Ascender o descender
ascético pero confundido entre la multitud,
vivir infierno y cielo en cada viaje,
sin contrapasos ni trincheras.


Devuélveme a la vida,
 a su cima:
úngeme para ser
Sísifo, Prometeo, Escila y Caribdis en uno,
Polifemo cegado y conforme
en el Maelstron hecho parque de atracciones.
Devuélveme a la vida,
a su reconversión utilitarista
de la insatisfacción:
Centrifugados de la zona de confort,
centripetados,
gozamos en el albañal
ergonómico y customizado
de una felicidad gregaria.


Devuélveme a la vida
que, secuestrado por la poesía
y víctima del síndrome de Estocolmo,
necesito un lazarillo de la realidad.


Devuélveme a la vida, Rimbaud.
Rescátame de síndrome de Mallarmé.
Que la vida no es un libro que vivimos,
que la literatura es mediática,
dictado icónico de youtubers,
moral de colores de instagramers
para hikikomoris
satisfechos en su agorafilia agorafóbica.


Devuélveme a la vida, amor.
Que me he perdido
Y no quisiera encontrarme
en la selva civilizada
de un almacén de Amazon.


Devuélveme a la vida:
como zombi sin caligrafía
me he hecho analfabeto y extranjero
en este mundo de letras vacías.

                           

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