El
hombre nuevo se está fabricando. Lo estamos fabricando. Algunos viven ya entre
nosotros y están en promoción.
Cuando
corres eres tú el que te mueves con pasos humanos, abarcables con el pie, en
distancias concebibles y tuyas, en un tiempo real. El mundo se mueve bajo tus pasos,
pero esas dinámicas son del concierto de una orquesta sin instrumentos de la
que no somos miembros. En la que tenemos partitura tocamos con instrumentos
ajenos. Y mientras estás llegando, el universo se expande, quizás en la
dirección contraria al sentido de tu correr. Y el tiempo fuera de los relojes
se dispersa infinito mientras tú acabas siendo un manojo concentrado de huesos
en la sombra.
Esta
luz de hoy, sin embargo, augura un destino de plétoras en cada instante, en
cada paso.
Perdonad,
hombres nuevos: soy un hombre viejo que nació obsolescente, humano y humanista.
El
hombre nuevo
es poliédrico, leguleyo ,
emprendedor
y
usurero.
Autónomo y con criterio,
libre y cazador
felibérrimo
de oportunidades,
blinda con subcontratas
su competencia vital,
puebla con aplicaciones
sus posibilidades de progreso.
Este
hombre nuevo,
cacareante
de su renuncia a la zona de confort,
desprecia lo que ignora
ahíto de saberes no inventados,
instalado en el vacío
del palo de ciego,
sin lazarillo maestro,
haciendo experiencia venal
la distancia entre el palo
y la realidad que no llega a tocar,
digitalizándola
en “gadget” que venderá
a otros hombres nuevos
sedientos de pulsión tantálica,
que disfrazan
de ecumenismo ecologista
su corazón de Midas.
Este
hombre nuevo
edifica su horizonte
sobre la crucifixión
del círculo cuadriculado
de la humanidad.
Este
hombre nuevo,
nefelibato sin literatura,
exhibidor cínico de “smiles”,
en trato diario con las nubes,
es el constructo mecánico,
hueco de espíritu prestamizado,
que va a salvar el mundo
del lastre
de la cultura inútil,
implementado,
mercenario,
la eficiencia eficaz
de la perenne felicidad
que vuela, sin raíz,
hacia una luz que es sombra.
Este
hombre nuevo,
que ha aprendido a pensar sobre
cojines
y minimalismos,
está inventado el grifo peaje
desde el que regulará,
transparente hombre de los caramelos,
el riego del nuevo Edén,
la satisfacción de toda nueva sed.
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